lunes, 24 de febrero de 2014

Pérez y Ondina

                                       www.perez-ondina.es / info@perez-ondina.es.


En el centro de fisioterapia de Pérez y Ondina te dan un trato muy especial, ya seas basurero, transportista o escritor.
–¿Ah, sí? ¿Y eso donde está?
–Está en Móstoles, en la calle Empecinado, nº 58.
–¿En Móstoles?
–Sí, en Móstoles, ¿tienes algo en contra de Móstoles?
–No, no, en absoluto.
–Ah, bueno, creía…

Ondina va por las tardes, y te trata todo tipo de contracturas y lesiones musculares.
–Ay, chica, qué bien me has dejado, qué manitas tienes…
–Pues deberías probar con Pérez, él tiene las manos más grandes y abarca más espalda.
–Ah, pues habrá que probar.
–No, no, no se confunda, yo soy Pérez y Ondina, osea, Pérez-Ondina. Pero me puede llamar Jorge.
–Caramba, qué confusión. ¿Y es verdad lo de las manos?
Tanto que a la pequeña Lola le alisó el pelo.
–Pero, hombre de Dios, ¿qué ha hecho con los rizos de mi niña?
–Perdóneme, se me ha ido la mano. Como la pobre tiene tan poquita espalda… ¿Pero a que ya no se queja de la bronquiolitis?
–No, que va, ahora me duerme toda la noche del tirón, sin llantos ni dolores.
–Lo ve, buena mujer, si aquí lo tratamos todo, mucho y bien.
–Pues sí, sí, va a ser que sí.
Y tanto que sí. Si hasta llegó a tratar la tendinitis de la pierna de un famoso futbolista.
–¿Cual? ¿Ese que coló aquel gol tan espectacular?
–No, el otro, el que se pasó todo el partido corriendo detrás de él.
–Ah, pues fue una buena carrera. Se ve que le trató la pierna a conciencia.
Pues claro que sí.
En una ocasión, le llamaron de una funeraria. Por lo visto, el difunto tenía los músculos tan contraídos, por el rigor mortis, que cuando lo metieron en el ataúd, se levantó en mitad del velatorio. El bueno de Jorge le dio un buen masaje, hasta relajar esos músculos tan tensos, y la ceremonia pudo seguir sin más problemas.
–¡Ja, qué bueno! Ahora si se podía decir que el hombre descansaba en paz.
–Amén a eso, hermano, amén.