La
princesa Adriana está enfadada, pues su príncipe azul le ha salido
rana. Al primer beso que le dio, salió dando saltos por los
pasillos. ¡Sin ni siquiera decir adiós! Ya es la tercera vez que le
pasa.
La reina Andrea
no para de gruñir, pues al rey Andrés le huelen los pies. Ya no es
el príncipe esbelto que conoció tras su primer beso de amor.
–¡Hombres!
¡Para qué los queremos!
El rey vaga por
los pasillos, añorando los viejos tiempos, cuando saltaba libre por
el pantano, comiendo moscas y mosquitos. Cuando vio pasar al
príncipe, le gritó:
–¡Corre,
muchacho, corre!
El príncipe
Julián quiere aprovechar la ocasión para pedir la mano de la
princesa, pero tiene miedo, porque ha oído decir que es muy
besucona.
La pobre Adriana
practica sus besos con un muñeco de trapo. No quiere que le pase lo
mismo de siempre.
El rey, hastiado,
murmura entre dientes:
–Ay, muchacho,
no sabes donde te metes.
La reina,
enojada, le suelta una colleja que le descoloca la corona.
–¡Maldito sea
el día en que te besé!
Mañana, sábado, es el cumpleaños de mi sobrina Adriana, y este cuento es para ella.
ResponderEliminarEstáis todos invitados en la fiesta del hostal. Habrá tarta virtual para todos.
¡¡FELICIDADES ADRIANA!!
Pasa el amor...
ResponderEliminarBienvenido a mi hostal. Coge tu trozo de tarta virtual.
EliminarBuenísimo, seguro que a tu sobrina le va a encantar y así de camino que vaya aprendiendo que el príncipe azul , no existe y si alguna vez aparece, es del tono de azul que a la chicas no nos gusta. En serio, felicita a tu sobrina por su cumple y sobre todo por tener un tío tan genial como tu. UN BESAZO
ResponderEliminarMARI-SOL
Gracias, Marisol. Creo que aún queda algún pedazo de tarta virtual.
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