miércoles, 16 de diciembre de 2009

Agradecido

Dibujo del genial Pamp.

Llevaba tiempo con un terrible dolor de cabeza y la vista borrosa. La dilatación de pupila me hizo sospechar lo peor. Por desgracia, ya sabia lo que eso significaba y me fui corriendo al hospital.

Cuando el doctor llegó con los resultados de la resonancia, yo ya estaba seguro del diagnóstico.
- Los resultados son preocupantes- dijo con seriedad.
- No me diga que es un tumor, otra vez no.
- No, por Dios, no - contestó - pero no sabría que decirle.
- ¿Que, como? - yo estaba histérico.
Después de tomarse unos cuantos vasos de agua y mirar varias veces el reloj, empezó a explicar.
- Vera, no es exactamente un tumor, lo que usted tiene en el cerebro es un montón de historias atascadas.
- Si, bueno - contesté sin terminar de creerlo - yo siempre quise ser escritor, pero por h o por b...
- Ha de comprender que algo así no se soluciona con una operación ni con quimioterapia .
- ¿Y que puedo hacer? - pregunté desesperado.
- Lo único que se me ocurre es que escriba esas historias y se las saque de la cabeza.
- Ya, bueno, es que no sabría como hacerlo. - Dije avergonzado.
Me miró como el profesor que te va a echar la bronca.
- Pues ya puede ponerse las pilas, antes de que su cabeza estalle, porque ahí tiene historias para dar y tomar. Policíacas, de terror, cómicas, de ciencia-ficción e incluso, se puede ver en la resonancia un relato erótico bastante malo.
Estaba perplejo.
- Esto, vale, me pondré a ello ¿alguna recomendación?
- No, no, vida normal, lo único que le puedo decir es que lo de que el mayordomo es es el asesino está muy visto.
- ¿Y para el dolor de cabeza?
- ¡Escriba, escriba!

Y así empezó todo, compré manuales de escritura, asistí a talleres literarios y convenciones de escritores. Pero no conseguí nada. El dolor era insoportable y tenía que guiñar un ojo para no ver doble lo que escribía.
Conocí mucha gente dispuesta a ayudarme, incluso había una chica que me tiraba los tejos, pero yo estaba tan obsesionado con lo mio que no les hice caso.
Hubo una profesora que comprendió mi problema. Tenía una cicatriz en la cabeza como la mía, nunca supe si fue por un tumor o por unas historias enquistadas.
Me dijo que escribiera sin parar, bien o mal, daba igual. Que escribiera según saliera de mi cabeza, que ya habría tiempo de corregir.
- No hay otra forma de aprender.

Decidí empezar con relatos policíacos, nada mejor para comenzar que asesinar a mi jefe. Pero era muy difícil y me compré un libro titulado "Maneras de morir" de un tal Rosendo Quintana, para tomar ejemplo.
Me quedé alucinado, eran mis historias, ese tío me había robado las ideas y las había resuelto con gran maestría. Cuando mire la foto del autor me di cuenta ¡era mi oncólogo! ese cerdo las había visto en la resonancia y las estaba publicando.
Fui a investigar a la biblioteca y me encontré que había editado mis relatos de terror como "...A las lombrices", yo no podría contar lo de los niños vampiros como lo hizo él.
También publicó mis historias de ciencia-ficción. "Listos para la reconversión", así lo tituló. El relato que nunca llegué a escribir de los dos androides me llegó a emocionar.
Ese desgraciado comprendía mis historias mejor que yo.
Lo siguiente en usurparme fueron mis cuentos infantiles, bajo el título "Entonces duerme" y mis historias cómicas como "Loco por incordiar".
Estaba asombrado por lo bien que escribía e indignado porque se estaba haciendo rico a mi costa.
El único libro que no me plagió, fue uno de manualidades con pan de higo, pero no era muy bueno.

Intenté llevarle a juicio, pero contaba con una legión de abogados capaces de hundirme en la miseria. Así que fui a su consulta a exigirle una explicación personalmente. Pero el condenado no me tomaba en serio.
- Si lo he hecho por tu bien - dijo excusándose - como tu no te decidías, tuve que sacar adelante yo el asunto. Eran unas historias demasiado buenas como para dejarlas pasar.
- ¡Pero eran mías! - Grité desesperado.
- No te preocupes, que mal que bien siempre hay una historia que ofrecer.
- Por lo menos me pagará los derechos de autor. - Supliqué.
Me miró con cara de guasa.
- Ah, majete, no todo el que saca mete.

El muy cabrón había robado mis historias y se había forrado. Todavía publica algún best-seller a mi costa y yo aqui, sin comerme un rosco.
Lo mejor del asunto es que, el dolor de cabeza, la dilatación de pupila y todo eso desapareció.
Aquel endémico embustero había salvado la vida de este incauto pertinaz.
¿Y que le voy a decir?

Agradecido.

lunes, 26 de octubre de 2009

Lobo apaleado

Dibujo de Pamp.

- ¡Adiós Lobo - gritó el carcelero socarrón - te guardo la cuchara para cuando vuelvas!
Lobo gruñó entre dientes.
El sonido de la verja al cerrarse le estremeció. Llevaba tanto tiempo queriendo salir que ahora tenia miedo.
Nadie le esperaba, tampoco contaba con ello.
Arrastró los pies hasta la parada y en el autobús, se sentó acurrucado en un rincón, evitando las miradas de la gente.
Caminando por las calles del barrio todo había cambiado, pero seguía siendo el viejo barrio.
Al llegar a la plaza la vio a lo lejos, tan guapa como siempre, se había hecho una mujer pero seguía teniendo esa cara de niña que la hacía tan adorable. Lamentaba lo que le hizo. Tan joven e inocente. ¡Bien caro lo pagó!
Ella se giró y él se escondió temeroso.
"Espero que no me haya visto".

Cuando llegó a la casa, la señora Engracia estaba barriendo el portal, no se molestó en levantar la cabeza, ni siquiera para echarle una mirada de desprecio.
Estaba claro que nadie le quería ahí.
El piso de su madre estaba muy sucio, llevaba mucho tiempo vacío y olía a cerrado. El papel de las paredes era deprimente y las fotos le traían recuerdos. Aun así era preferible a aquella celda gris.
Abrió las ventanas y se puso a limpiar, no se molestó en quitar las fotos ni los tapetes descoloridos. Tampoco cambió las sábanas y cuando terminó se acostó en su antigua cama.

Llegó del trabajo por la tarde y se metió en la ducha para quitarse el pestazo a taller.
Por alguna razón la gente creía que todos los expresidiarios sabían arreglar coches.
Se puso cómodo, llevaba tanto tiempo en chandal que no sabía vestir de otra manera, de hecho, si le hubieran dejado ir al entierro de su madre, habría ido así.

Llamaron a la puerta, era ella, con sus hermosos ojos azules, llevaba un ceñido vestido rojo y coletas como una niña. Estaba preciosa.
- Hola Lobo, me enteré que habías salido ¿no me dejas entrar?
- Si,si- se apartó timidamente para dejarla pasar. No sabía que decir.
-Siento lo de tu madre- dijo ella mientras miraba la casa sin interés.
-Si, gracias, yo siento lo de tu abuela- dijo con tristeza- no hay un día que no me arrepienta.
- No te preocupes Lobo, eso pertenece al pasado.- contestó con dulzura.
Paseaba por el salón intentando romper el hielo. Él no podía reaccionar.
- ¿No me ofreces una cerveza?
- Ya no bebo pero creo que me queda una coca cola.- Murmuró.

Cuando salió de la cocina, ella no estaba. La encontró en el dormitorio, con una caperuza roja y una cesta en el brazo. En la cama había un viejo camisón, era de su abuela.
Lobo quedó paralizado, el refresco se le cayó al suelo.
- Abuelita, abuelita, que ojos más grandes tienes- se le acercó sensualmente y le besó en los ojos.
- ¿Son para verme mejor?
Estaba aterrorizado, todo volvía a suceder.
- Abuelita, abuelita, que nariz más grande tienes- le dio un lametazo- ¿es para olerme mejor?
- No, por favor, otra vez no- suplicaba.
-Abuelita, abuelita, que orejas más grandes tienes- le mordió el lóbulo- ¿son para oirme mejor?
Ya no sabía si tiritaba de miedo o de excitación, no se la podía quitar de encima.
- Abuelita, abuelita, que manos más grandes tienes- le puso las manos sobre sus pechos - ¿Son para cogerme mejor?
Él intentó apartarlas.
-Abuelita, abuelita- su voz era cada vez más sensual- que boca más grande tienes ¿es para comerme mejor?
Al besarle de esa manera, supo que ya no podía resistirse, pero cuando ella puso su mano en la entrepierna, retrocedió asustada.
-¡Lobo! ¿que te ha pasado?
Se sentó cabizbajo en la cama.
- Tu no sabes lo que le hacen en la carcel a la gente como yo.
Después de un rato de silencio, se recuperó del susto y volvió al ataque. Le tumbó y se sento encima.
- No te preocupes- dijo con dulzura- ya somos mayorcitos para cuentos.- y empezó a quitarle la ropa.
Él la empujó violentamente.
-¡No, no, lo que hicimos estuvo mal!
Ella le miró enfadada, con los ojos llorando.
- Ya no eres el lobo de antes.
Tiró la caperuza al suelo y se fue dando un portazo.
Pudo ver por la ventana como se iba calle abajo y al mirar a la luna llena, soltó un aullido.

jueves, 8 de octubre de 2009

Muerte ven

Dibujo de Pamp, de nuevo con nos.

Esta oscureciendo.
Muerte ven.

Ya no quería vivir. Ni siquiera era mi guerra. Ellos me trajeron a la fuerza.
La vida en la trinchera era tan solo un preludio a la muerte.
Hice lo único que podía hacer, colocarme en primera linea de ataque, con la esperanza de que alguien me matase.
Valientes nos llamaban, cuando huíamos de la vida.
Corría gritando, disparando sin mirar.
La gente moría a mi alrededor, las bombas explotaban frente a mi, pero yo seguía en pie.
Por fin, un chico se acercaba a mi, era todavía mas joven que yo, lo cual lo convertía en un crio. Gritaba con fuerza y agarraba el arma dispuesto a matarme pero, instintivamente, disparé antes que él.
- ¡No, idiota, no!
Tras un rato de confusión, una bala me acertó en el pecho y me desplomé.
Todo quedó oscuro.
¡Por fin!

La batalla terminó.
Muerte ven.

Estoy tirado en el campo de batalla. El humo y el hedor a muerte lo cubre todo.
No siento mi cuerpo y sin embargo siento frío.
Se oyen lamentos y jadeos que, de repente callan.
Ella está aquí.
A mi lado está el muchacho al que disparé, está completamente muerto.
- ¿Por que él si y yo no?

Está anocheciendo.
Muerte ven.

Hay luna llena, se puede ver con claridad.
El cuerpo del muchacho sigue aquí.
Ella está sentada frente a mi, inmóvil, parece como si me mirase fijamente, esperando a que llegue mi hora.
- ¡A que esperas, coge la guadaña y acaba de una vez!
Ahora el frío lo siento en el alma.
Todo se vuelve negro.
¡Ya era hora!

Amanece.
Ella sigue aquí.
Unas voces me han despertado. Me han visto y vienen a socorrerme.
Ella se sobresalta y se va corriendo.
- ¡No, maldita, no te vayas, ven aquí y acaba tu trabajo!

Estoy postrado en una cama del hospital.
Me han concedido la medalla al valor.
¡Por no morir!
Me dicen que la guerra ha terminado para mi.
¡Que me importa, si ya no podré moverme!
Soy un héroe por matar a un chico que fue mas lento en disparar.

Está oscureciendo.
Muerte ven.

viernes, 11 de septiembre de 2009

Donde este una madre...

Dibujo de Pamp (como era de esperar)

Antes de nada yo quería aclarar que no soy una mujer especial, ni mucho menos, no soy mejor ni más guapa que cualquiera, lo que pasa es que con unas copas de más soy mas lanzada y accesible que una top model o actriz de Hollywood; y aquella noche llevaba más copas de más que de costumbre.
La cuestión era que estaba embrazada y no recordaba nada, tuvo que ser una borrachera memorable, no tenia ni idea de quien podía ser el padre.
Reconozco que llevaba un ritmo de vida poco saludable, tanto cachondeo, tanta mala vida, tanto sinvergüenza de moral distraída.
No dejo de recordar a mi madre diciéndome: - RosaMaria, hija mía, como sigas así vas a terminar muy mal.
Tampoco olvido como mi padre me echó de casa "por puta y borracha" y para no manchar el buen nombre de la familia.

Madre y soltera en la vida.
Fueron tiempos difíciles.

Dejé el alcohol, dejé las drogas, dejé a los hombres y a las mujeres, que también hubo alguna en mi historial. Dejé el tabaco y las pipas tijuana, dejé todo lo nocivo y me dediqué por completo al bienestar de mi hijo.
Busqué un trabajo limpiando oficinas y seguí todas las indicaciones del médico.
Estaba sola y nadie me ayudó.

El parto fue duro y doloroso, supongo que todos lo son pero este lo fue más, yo creí que me moría, pero todo fue bien y mi pequeño Damian nació sano y hermoso.
Tenia los ojos extraños y una marca en forma de tres seises, nada de que preocuparse, que sin embargo, originó una serie de rumores bastante molestos.
Mi niño era un cielo, él no tenia la culpa de que los demás niños del nido se pusieran a llorar como posesos, ni de que la comadrona se subiera por las paredes berreando en arameo.
Ya había tomado yo suficientes drogas en el pasado para saber que esa mujer iba colocada. Seguro que era inmigrante.
La cosa empeoró cuando encontraron a aquella monja ahorcada en la capilla, se había escrito pasajes de la biblia por todo el cuerpo. Todavía me pregunto como pudo escribirse el Levítico en el trasero.
Prácticamente nos echaron del hospital.

En el barrio la gente evitaba nuestra presencia y murmuraba a nuestras espaldas.
El frutero nos hacía descuento y a la casera le daba miedo cobrarnos los atrasos.
La voz corrió y empezó a venir gente a adorar al niño, eran todos muy raros, siempre vestidos de negro y cantando al revés. Pero a mi no me molestaban, me recordaban mis tiempos mozos en las discotecas siniestras , Damian estaba encantado con sus nuevos amigos, le cuidaban muy bien y encima le hacían ofrendas.
Tuve que echarles cuando empezaron a pintar pentagramas por la casa y a sacrificar cabras.
¡No me pasaba todo el día limpiando oficinas para llegar a casa y encontrarme este estropicio!
Las cosas se desmadraron y tuvimos que irnos del barrio cuando el párroco intentó matar a mi pequeño. ¡Que vergüenza, un sacerdote queriendo acabar con una criatura de dos!
Cuando se lo llevó la policía iba gritando algo del fin del mundo y del apocalipsis.
Fijo que iba borracho del vino de la misa.

Empezamos de nuevo en otro barrio donde no nos conocían, pero los problemas no tardaron en llegar. Los niños no querían jugar con Damian después de que uno se quedara ciego tras una discusión, ¡Como si mi hijo tuviera algo que ver! y el pobrecito jugaba solo. se traía a casa todos los animales que encontraba, me llenó el piso de dovermans, cuervos y serpientes; hasta que ya no pude mas y los eché a todos a escobazos. ¡Menuda pocilga!
En el colegio, se suicidaron dos profesores (en extrañas circunstancias), apareció un niño en el servicio, mas tieso que la mojama y el perro del conserje empezó a cantar heavy metal.
Todos culpaban al fruto de mi vientre, todos menos el profesor de educación para la ciudadanía, que se arrodillaba ante él y le besaba los pies. ¡Maldito pervertido!
El chico era muy aplicado en los estudios, pero se ve que le tenían manía.

Una vez mas nos cambiamos de ciudad.
La gente odiaba y temía a mi churumbel, ¡con lo bueno que era! porque pasaban cosas macabras a su alrededor y le culpaban a él.
Nos mudamos muchas veces. No iba a dejar que esa gente hiciera daño a mi hijo solo por ser diferente y no iba a permitir que dijeran esas cosas horrorosas de él.
Era lo más importante de mi vida y no quería que sufriera por nada.

Llegó la pubertad y Damian se estaba haciendo un hombre, cuando apareció Él, con su aspecto sombrio (media mas de dos metros), su extraña mirada y su actitud carismática. Dijo ser el padre de la criatura, hay que reconocer que se parecían mucho (sobre todo en los ojos), y me contó con pelos y señales como nos lo hicimos aquella noche. Yo iba a pedirle la prueba de paternidad, pero enseguida hizo buenas migas con el chico.
Afirmó llamarse Lucifer y, teniendo en cuenta esos dos cuernos que le salían de la cabeza, no me atreví a dudarlo.
Entonces terminaron nuestros problemas económicos, pero empezó mi pesadilla. Hasta el momento yo lo era todo para mi niño, pero ahora se pasaba el día con él, le contaba no se qué del fin del mundo, que si lideraría la redención de los caídos y traería la destrucción. No había dejado entrar en casa a los testigos de Jehova en todos estos años y ahora este cabrón le estaba comiendo el cerebro. Me había sacrificado todo este tiempo y ahora no pintaba nada.
Hasta que un día le oí decir algo del sacrificio de unas vírgenes y tuve que intervenir.
- ¡Ah no, a mi hijo no te lo llevas de putas!
- ¡Calla mujer, no te entrometas!
Se enfadó de una forma nunca vista (se puso rojo) y me dio una bofetada que me mandó a la otra punta de la habitación. Damian, inmediatamente saltó sobre él, enfurecido (también se puso rojo).
- ¡No toques a mi madre, maldito desgraciado!
Los dos echaban humo y los muebles volaban por todas partes.
- ¡Un respeto a tu padre!
La casa ardía de la mala leche que tenían.
- ¿Mi padre? ¿donde estabas cuando te necesité?
Le empezó a pegar y gritar cosas horribles, era la primera vez que veía a mi hijo cabreado.
La casa se vino abajo y Damian me sacó volando a una velocidad que ya la quisiera Superman.
Cogimos un coche que había en la calle, que por cierto, lo arrancó con solo tocar la cerradura, sin hacer el puente, y nos fuimos a toda velocidad de allí, dejándole a él bajo los escombros.
Cuando estábamos a salvo, y se nos acabó la gasolina, paró el coche, me miró a los ojos y me cogió la mano.
- ¿Estas bien, mama?
Llorando, afirmé con la cabeza.
- ¡Que no me entere yo que robas coches!

Si él es en verdad quien dice ser, no creo que haya muerto bajo la casa y si es así, tarde o temprano nos encontrará. Por el momento seguimos huyendo,cambiando cada dos por tres de ciudad. Mientras estemos juntos lo demás no importa.

Yo no se si mi hijo es el anticristo, si va a destruir el mundo y causar tanto sufrimiento; solo se que llegado el momento salió a defender a su madre y estoy orgullosa de él.

lunes, 24 de agosto de 2009

El que explota

Dibujo de Pamp.

Omar, hijo de Mustafa y Zaida, fue elegido por Alá el mismo día de su nacimiento, o al menos eso le dijeron, para liberar al mundo de infieles.
Su padre le puso el nombre de su héroe, que marchó a la helada estepa a combatir a los comunistas.
Siempre le decía orgulloso: -Tú construirás un mundo mejor, hijo mio.
Su tío Said quería llamarle Osama, que era un héroe de verdad y no uno sacado de una película americana mal entendida, pero se tuvo que conformar.
Cuando era pequeño le instaló una bomba alrededor de su cuerpo para que viviera con ella hasta que llegara el momento.
- Ten cuidado - le indicaba - no le des golpes fuertes y no cortes ningún cable.
Su madre le decía con cariño: - Ten cuidado no te manches ¿que dirían lo demás niños si te vieran con la bomba sucia?
Pero los otros niños no querían jugar con él, tenían miedo de que explotara.
Se pasaba las tardes con el tío Said que le hablaba de la verdad de Alá y de la guerra santa. Le enseñaba el mantenimiento del explosivo y, de vez en cuando jugaban al ajedrez.

Cuando era adolescente no tenía amigos y solo quería salir con chicas, pero ellas no se atrevían a acercarse.
El tío le enseñó defensa personal, le enseñó a usar el fusil Kalasnikof y la pistola Bloc (de las que no detectan en los aeropuertos), era capaz de matar a un hombre con sus propias manos y podía disparar a un mosquito en una tormenta de arena a kilómetros de distancia.
Practicaban la oración y el ayuno, y llegado el momento le llevó a la meca.
Ocurrió tras una partida de ajedrez en la que el joven, después de quedarse sin la mitad de las fichas, sacrificó la reina para realizar un magistral jaque mate. El tío Said comprendió que su sobrino estaba preparado.
Ya era un hombre.
Omar estaba emocionado porque seguía los designios de Alá, pero cuando llegaron se formó un gran revuelo, todos salían corriendo al ver un terrorista. La guardia armada les rodeaba, nerviosos y gritando.
El anciano integrista intentó calmarles explicando que su joven sobrino era un mártir de Dios y que lo había traído para purificarse antes de su misión.
Ellos, sin bajar las armas, les invitaron a que se marcharan.
El anciano ya no podía esperar más.
-No te preocupes, hijo, ya ha llegado la hora, dentro de una semana partirás a tierras impuras. Allí otros mártires de la causa te ayudarán en tu misión y Alá guiará tus pasos.
En esos días le sometió a un entrenamiento intensivo y le inculcó el odio al extranjero infiel y al gran Satán.
Llegado el momento, le entregó un pasaporte falso y un permiso de trabajo. Le dio instrucciones y le embarcó en un avión.
Sus padres y su tío estaban orgullosos, por fin iba a cumplir su divina misión. Pero Omar seguía sin entender por qué Alá, con toda su grandeza, le mandaba matar a una gente que no conocía y que no le había hecho nada.

Por fin llegó a tierras cristianas, donde le recibieron unos amigos del tío Said. Le consiguieron una habitación y un trabajo en un almacén de la ciudad para pasar desapercibido mientras preparaban el atentado.
El plan era una salvajada, iba a morir mucha gente, pero él no quería matar a nadie, allí podría ser feliz, nadie sabía que llevaba una bomba (excepto aquel día en el aeropuerto y aquella vez en el banco que saltó la alarma...), no le tenían miedo, pero le despreciaban por ser extranjero y le llamaban "moromierda" y cosas así.
-¡Lo ves, son unos cerdos y merecen morir!- exclamaban sus compañeros- ¡No puedes dar la espalda a los tuyos! ¡No puedes renegar de Alá!

Omar se escapó, no quería matar a nadie y no sabía donde ir. Confuso, fue a la mezquita a pedir consejo. Era grande y moderna, no como la de su pueblo, y el Iman era distinto a los que conocía, no tenía la barba tan larga ni vestía como ellos.
-¿En que puedo ayudarte?- Parecía muy amable.
Empezó a contarle su problema.
- Me parece que malinterpretas las enseñanzas del Corán- le interrumpió - ven conmigo y te enseñaré la verdad de Alá.
El muchacho, esperanzado, siguió contando su historia y cuando llegó a la parte de la bomba, el sacerdote se quedó pálido y empezó a gritar "asesino" y cosas así y llamó a la policía.
Omar salió corriendo y al no saber donde esconderse, se metió en una iglesia.
Un anciano cura le atendió y le llevó al confesionario.
-Ave Maria purísima- Él no entendió ni torta.
- Verá, yo soy musulmán.
-No te preocupes- contestó amablemente- las puertas del señor están abiertas a todos.
-Mis compañeros quieren que mate a gente inocente.
El párroco no parecía sorprenderse.
-No tienes por qué hacerlo si no quieres.
-Pero... es que... tengo una bomba alrededor de mi cuerpo y... tarde o temprano explotará.
El cura se puso pálido.
-Bueno... hijo... no se... quizá deberías acudir a la mezquita... allí te atenderán mejor, al fin y al cabo solo soy un humilde sacerdote católico...
El chico comprendió que le estaban echando y se fue cabizbajo.
Nadie le quería.

Empezó a viajar por el mundo, escapando de su destino.
En unos países le tachaban de traidor y en otros de asesino, en unos le odiaban y en otros le despreciaban. En los aeropuertos se armaba siempre un jaleo cuando veían al terrorista.
Harto de huir, decidió ir a la Gran Manzana, donde habita el Gran Satán, a ver si era verdad lo que decía el tío Said.

Cuando llegó al aeropuerto vio como trataban a su gente y, asustado, se escondió en un avión de mercancías que le llevó a las gélidas tierras del norte.
Llegó a un pueblo donde le vino a recibir un orondo hombre con una gorra de la NASA y una escopeta.
-Fuera de aquí, hijo, no queremos gente de tu calaña, sois peores que los comunistas.
Ya no sabia donde ir y se internó en el bosque, hacia mucho frío y empezó a nevar.
No dejaba de pensar que el tal Omar que combatió a los comunistas no debió ser tan bueno como decía su padre. Estaba delirando, no soportaba más y se desmalló.
Cuando despertó ya no nevaba, estaba anocheciendo y tenia mucho frío.
Un anciano le miraba a los ojos.
-Hola, soy Cuervo Solitario ¿Quien eres tu?
-Me llamo Omar.
-Que nombre tan raro ¿Que significa?
-Significa "el que construye"- Recordó con dignidad.
-¿"El que construye" y llevas una bomba en el cuerpo?- dijo socarrón.
El chico sonrió y le contó su historia al indio, era el primero que no se asustaba del explosivo.
-¿Alá, grande, único? que tontería, no puede haber solo un dios que se encargue de todo, es mucha responsabilidad y a la larga lleva al fascismo.
-No te preocupes muchacho, ven a dormir a mi casa, mi mujer cocina de maravilla. Ya veremos mañana que hacemos contigo.

A la mañana siguiente, todo el pueblo se había reunido en la casa de Cuervo Solitario, querían conocer al chico de la bomba alrededor de su cuerpo. Todos eran muy simpáticos con él y no le tenían miedo. A los niños les parecía interesante y las chicas lo encontraban guapo.
Llamaron a Lobo Estepario que había estudiado ingeniería en la universidad y sabría que hacer con su problema.
Cuando llegó el joven, enseguida hicieron buenas migas.
-¡Madre mía! este artefacto es una maravilla de la técnica, tienes que estar orgulloso, ya no se fabrican bombas como esta.
Omar sonrió.
-No te la puedo quitar ni desconectar, tiene un mecanismo muy complejo, pero puedo calcular cuando va a explotar.
Omar seguía sonriendo, las noticias eran malas, pero por primera vez tenía un amigo.

El consejo de ancianos se reunió e hizo llamar al joven musulmán.
-Hemos llegado a un acuerdo- Dijo Cuervo Solitario a la cabeza del consejo- Lobo Estepario ha calculado que tu cacharro explosionará en tres meses, hasta entonces vivirás con nosotros y serás uno más.
Omar lloraba conmovido.
-Como tu nombre es "el que construye" construirás una plataforma en lo alto de la colina y cuando llegue el día celebraremos una fiesta en tu honor y al final subirás a la plataforma, explotaras y bailaremos hasta el amanecer. Ya no tienes que huir ni matar a nadie. Ahora te llamas "El que explota".

Todo ese tiempo Omar fue feliz entre sus amigos sin odiar ni ser despreciado por nadie. Todos le admiraban y le querían.
La plataforma se terminó en el plazo acordado y el día de la fiesta todos lo pasaron muy bien.
Al final "El que explota" subió arriba, dio gracias a Alá por esos meses junto a esa gente maravillosa y explotó de felicidad.
Todos aplaudieron por su amigo y bailaron hasta el amanecer dándole las gracias, pues hacía mucho tiempo que no tenían fuegos artificiales.

jueves, 9 de julio de 2009

Un lio de muerte

Foto de Pamp

Todo empezó aquella noche cuando llegué a casa y me la encontré allí, con su aspecto tétrico y la guadaña en la mano. Casi me muero del susto.
- no fastidies, hombre- me dijo- déjame a mi hacer mi trabajo.
- ¿Quien eres?- pregunté aterrorizado.
- Como puedes ver, soy la Muerte y vengo a por ti.
- ¿A mi? ¿por qué?
- Tienes cancer terminal, no es nada personal, yo solo hago mi trabajo.
- ¿Quien? ¿yo? no, no puede ser, si me encuentro bien, te debes haber equivocado...
Supliqué durante horas y al final se apiadó de mi, o se hartó de oirme llorar como una nenaza toda la noche y me concedió un día para poner en orden mis cosas.

Al día siguiente entré en casa y ella estaba esperándome. Le di el informe del médico.
- Mira ¿lo ves? tiene cura, mañana me operan, no voy a morir.
- ¿Me vas a decir a mi quien muere y quien no?- contestó indignada.
- No te ofendas- dije desafiante- pero aún no ha llegado mi hora.

Cuando entraba al quirófano vi que estaba allí con su guadaña, bata verde y mascarilla, pero la operación fue un éxito.
En la habitación la gente venia a visitarme y a darme la enhorabuena, pero ella seguía ahí, afilando la guadaña.
- Oh, perdona, no queria molestar.
- ¿Lo ves? ¡sigo vivo!- dije desafiante.
- Yo no digo nada- contestó impasible.
Por la mañana, el doctor dijo que había problemas y que tendrían que darme quimioterapia.
El tratamiento fue duro, pero ella estaba allí todos los días, animándome.
- Tranquilo, si al fin y al cabo la muerte es un proceso natural.

Pero me recuperé, y ella seguia en casa dándome la paliza, " que si no quedaba papel higiénico, que si no tomaba suficiente fruta...".
Por las noches se sentaba conmigo a ver la tele, pero no me dejaba ver CSI Miami, porque estaba harta de ver muertos y me obligaba a ver Donde estas corazón.

Una mañana me la encontré en la cocina, habia traido churros para desayunar.
- No se, me pareció buena idea.-dijo.
El teléfono sonó, era el oncólogo, la enfermedad se habia reproducido.
- ¡A mi no me mires! yo estaba en la churreria.

La operación fue un éxito y el tratamiento pasó deprisa.
Cuando volví a casa, ella habia cambiado los muebles de sitio y habia pintado el salon de azul cielo.
- No me regañes que hoy he tenido un mal día en el trabajo, un accidente múltlipe, y no estoy para discusiones.
No le dije nada, al fin y al cabo me habia acostumbrado a su presencia, me tenia la casa muy limpia y hacía unas tortillas de muerte.

El tiempo pasó y el teléfono volvió a sonar, una vez más el asunto se habia reproducido, no me pude contener y le grité.
- ¡Lo ves, todo esto es por tu culpa, te has empeñado en matarme y hasta que no lo consigas no te vas a quedar agusto!
Se echó a llorar y se marchó dando un portazo.

La operación fue un éxito y el tratamiento pasó.
Hace meses que no se nada de ella.

La echo de menos.

domingo, 28 de junio de 2009

Casa pequeña

Foto de Fefe

La casa de Paco y Carmen era pequeña pero a ellos les parecía grande y libre de pagos e hipotecas.
Comenzaron su proyecto familiar con un perro, Torivio, una mezcla de razas que, aunque le llamaban "mil polvos", se sentía de raza noble.
Le costó mucho aprender, "no te mees en la alfombra, no te subas al sofá, no pases a la habitación...", pero al cabo de los años y a golpe de zapatilla aprendió y se sentía el rey de la casa.

Hasta que llegó Matilde, la gata, tan coqueta y presumida.
Hacía lo que quería por toda la casa, se subía al sofá, pasaba a la habitación..., Torivio no lo aguantaba e intentó regañarla, pero sus amos creyeron que la quería atacar.
- ¡No, no, perro malo, perro malo, fuera!
Tras un par de zapatillazos, le echaron de la casa y sus dominios se limitaron al garaje y al pequeño jardín.
Por la ventana podía ver a la gata campar como Pedro por su casa y se sintió abandonado ¡como un perro cualquiera!

Después llegó Quillo, el canario, con su estridente canto.
Pusieron su jaula junto a la ventana, tapándole el sol al rincón donde Matilde se acurrucaba, esta se enojó con el pequeño invasor e intentó mover la jaula.
- ¡No, gata mala, no te comas al pájaro! el pájaro es bueno, el pájaro es tu amigo.
Quillo se burlaba de ella con su canto.

Más tarde llegaron Nemo y Ariel, los peces de colores, con su enorme pecera que ocupaba tanto espacio.
Se dedicaban tanto a cuidarlos que descuidaban a sus otras mascotas y Matilde intentaba, de vez en cuando, comerse los peces.
- ¡Gata mala, gata mala!
Y Quillo se ponía nervioso cuando le miraban fijamente con sus ojos saltones.
- ¡Ah, callate, maldito pájaro!

Los siguientes en llegar fueron Pixie y Dixie, los hurones, tan inquietos e irresponsables.
Correteaban por toda la casa, poniendo nerviosos a los demás animales y defecaban en cualquier parte.
- ¡Malditos bichos, sois unos guarros, eso no se hace, eso no se hace!

Cuando llegó Ramona, la tortuga, la casa era un caos. Hacia lo que quería por la casa pues los otros estaban ocupados discutiendo.

La última en llegar fue Alejandra, la boa, con su voráz apetito.
Fue la gota que colmó el vaso.
- ¡Tu serpiente se ha comido a uno de mis hurones!
- ¡Tus hurones se han comido mis informes del trabajo!
- ¡Tu gata se ha comido uno de mis peces!
- ¡Tu canario me levanta dolor de cabeza!
- ¡La culpa es tuya por meter tantos animales en casa!
- ¡Nicolas tiene más animales y no tiene problemas!
- ¡Nicolas tiene una finca grande y no esta mierda de adosado!
...
Torivio, indignado, desde la ventana, no pudo contenerse y ladró lo que sentía.
- ¡Os jodeis, cabrones!

domingo, 14 de junio de 2009

La princesa y la sirena

Foto de Pamp (para variar).

Rosafofa, la princesa, estaba triste porque era gorda y fea, y no conseguía marido.
Se le pasaba la edad casadera y las cortesanas se burlaban, decían que se quedaría para vestir santos.
El rey sufría al verla así, pues era su don más preciado, e hizo un trato con el rey vecino para casarla con el príncipe Fermoso, al que todas las mujeres querian.
Tan grande era el amor que sentía por su hija que estaba dispuesto a dejar su reino en manos de un patán.
Todo por su felicidad.
Fermoso no quería casarse con semejante esperpento y para evitar la boda se apuntaba a todas las guerras. Daba igual por que pais o facción, el motivo o el botín. Él siempre en primera linea, que le daba menos miedo que su fea prometida.
Todos le tenían por un valiente, especialmente Rosafofa, que tras cada batalla estaba más enamorada de él, pero en verdad era un cobarde, pues lo que hacía al enfrentarse a la muerte era huir del compromiso nupcial.
Pero, un buen día, ocurrió lo inpensable. Se declaró la paz, ya no habia más guerras a las que acudir. La celebración de semejante evento culminaría con la esperada boda real.
El príncipe, al no tener donde esconderse, le echó valor y le contó la verdad a su padre.
El rey, que tambien fué joven y golfo como su hijo, le comprendió, pues a él tambien le obligaron a casarse con una prima suya, claro que esta no era gorda ni fea.
Le concedió seis meses para que corriera tantas aventuras y conociera tantas mujeres como pudiese. Pero, al pasar ese tiempo, volvería y cumpliría el trato, convirtiéndose en el rey más poderoso de la tierra, tras casarse con la horrenda princesa.
Fermoso partió y recorrió los confines de la tierra, amando a todas las mujeres que encontró, ya fueran nobles o vasallas, humildes o ambiciosas, fulanas o posaderas. Cualquiera era más bella que su oronda prometida.

La tierra se acabó, llegó a la orilla del mar y alli vió a Selene, la más hermosa de todos los mares y la más embaucadora entre las sirenas.
Ésta, al verle, hizo uso de sus artes seduciendo al joven príncipe y llevándole a la perdición.

Los meses pasaron y Rosafofa se angustiaba al ver que su amado no volvia. Su padre iba a declarar la guerra por la afrenta acaecida, pero la princesa le paró, no queria más guerras y ella misma buscaria a su príncipe.
Recorrió los confines de la tierra preguntando por Fermoso y la gente se reia y preguntaba qué pretendía una princesa tan gorda y fea de un príncipe tan guapo y esbelto.
Una posadera sintió lástima por ella y le dijo:
- Mi señora, vos sois una buena mujer y él es un rufian que no os merece, olvidadle y volved a casa. Buscaos un buen hombre que os corresponda.
Rosafofa, aunque conmovida por sus palabras, hizo caso omiso y siguió buscando a su prometido hasta que la tierra se acabó.

Por la orilla del mar nadaba Selene y al ver a la princesa, se enamoró al instante, por primera vez en su vida, pues nunca habia visto criatura tan bella, sin maldad ni codicia, solo bondad y amor.
-Buenos dias bella princesa- dijo con voz melódica- ¿puedo ayudarte en algo?
Rosafofa quedó sorprendida por la hermosura de la sirena.
- Busco a mi amado que hace meses partió y aún le espero para celebrar nuestra boda.
Selene le ofreció la mano -Ven conmigo y juntas le buscaremos.
La princesa aceptó dándole la mano y las dos emprendieron la búsqueda por el mar.

Llegado el momento, Selene, le declaró abiertamente su amor y Rosafofa, abrumada pues nunca nadie la habia amado tal y como era, le correspondió.
Surcaron los mares disfrutando de su amor, pero la princesa seguia mirando al horizonte buscando a su príncipe.
Selene se dió cuenta y, corroida por los celos, preguntó:
-Rosafofa ¿tu me quieres?
-Claro que sí, mi amor- Contestó con lagrimas en los ojos- pero has de entender que debo encontrar a Fermoso y casarme con él.
La sirena se enfadó.
- ¡Olvidale! es un rufian y no te merece.
-Entonces ¿sabes donde está?- Preguntó sorprendida.
- Sí, lo sé, pero no vale la pena, déjalo pasar.-Su enfado pasó a ser súplica.
- ¡No, no! es mi prometido y nos tenemos que casar.
-El no te quería- contestó despechada- vino a mi huyendo de ti, no se queria casar.
El semblante de la princesa se volvió serio.
-¿Que hiciste con él?
- Le llevé a la perdición, como hago con todos los hombres que pretenden tenerme como una posesión suya.
El aspecto de Rosafofa era cada vez más sombrio.
- ¿Donde está?
Selene sufria de verdad y por primera vez en su vida, sus ojos lloraron.
- Olvidale, está muerto, él no te queria, pero yo te amo de verdad, ven conmigo y te mostraré las maravillas del oceano.
- Llevame con él- Dijo tajantemente.
La sirena desistió, no estaba acostumbrada a sufrir. Cogió la mano de su amada y resignándose, la condujo a las profundidades del mar, donde guardaba su coloección de amantes que podrian ser cienes o miles. Estaban alli reunidos pescadores, poetas, soldados y marineros; inmóviles, conservándose jovenes y bellos como el dia que murieron.
La pieza más valiosa de la colección era Fermoso, tan guapo como siempre, o más, pues la muerte le sentaba muy bien, con su porte de galan y su sonrisa de truhan.
Cuando Rosafofa le vió soltó la mano de Selene y se abrazó a su príncipe. Por fin estaban solos, nadie más los separaria y se quedaría con él para siempre.

Desde entonces , la sirena recorre los oceanos, sola y triste, ya no seduce a los marineros y se pasa las noches mirando a la luna, pues por una vez que amó de verdad su corazón quedó partido en mil pedazos.

domingo, 24 de mayo de 2009

El sexto sustillo

Dibujo de Pamp (proveedor habitual de este mi humilde blog).

- ¿Estas despierto?
- mmm.
- ¡Que si estas despierto!
- ¡Si, ahora si! ¿Que tripa se te ha roto?
- No te imaginas lo que me ha pasado.
- A ver, pesado, cuenta.
- Ayer fui a la casa.
- ¡Amos, no me jodas!
- Era de noche y estaba todo oscuro.
- Si, suele pasar.
- La temperatura bajaba rápidamente y se me puso la piel de gallina. Había un olor a muerte por toda la casa, las tripas se me revolvieron y vomté, quedándome con mal sabor de boca. El suelo crujía a cada paso que daba. Una espectral respiración cortaba el silencio. Había alguien y mis nervios iban a saltar en cualquier momento.
La luz se encendió de repente y vi frente a mi al fantasma mas feo y horrendo que te puedas imaginar. Grite desesperadamente hasta que me di cuenta de que estaba frente a un espejo.
- ¡Hay que ser gilipollas!
- Jo tio, que miedo pasé, no me vuelvo a meter en una casa así, de noche.
- Vale, que si, cierra el depósito y déjame dormir, que mañana nos hacen la autopsia ¡A ver si por fin puedo descansar en paz!

miércoles, 13 de mayo de 2009

QUE MALOS SON LOS CELOS

Dibujo de Pamp (como no).

Que malos son los celos que me hicieron dudar de Manuel después de tantos años de feliz matrimonio. Su comportamiento se volvió extraño, estaba siempre preocupado y no decía por que, se iba por las tardes a no se donde y cuando le preguntaba me respondía con evasivas.
Una tarde que se fue, no aguanté más y miré en sus cosas. Entre los viejos recuerdos encontré una vieja foto polaroid en la que se le veia a él con una mujer y una niña.
Me quedé perplejo, no se si me dolía más el hecho de que me engañara con otra familia o que hubiese violado la sagrada prohibición de practicar la heterosexualidad.
Cuando llegó a casa me encontró sentado en el sofá sin poder disimular mi enfado.
- ¿Te pasa algo?
- Ah no se, tu me dirás.
-¿A que viene esa cara?
Le enseñé la foto.
- ¿Puedes explicarme que haces con una mujer y una niña? ¿Acaso tienes familia?
Se quedó pálido al ver la foto y por un momento no supo que decir.
- Ramón, no es lo que parece, ese hombre no soy yo, es mi padre y la mujer mi madre.
- ¿Y la niña?
- La niña soy yo.
El mundo se me vino encima, no lo podía creer.
- Algunas personas practicaron la heterosexualidad clandestinamente, como mis padres, yo fui engendrada de forma natural, no como ahora que los niños se hacen en incubadoras gays.
Estaba horrorizado.
- Cuando la Guardia Viril arrestó a mis padres yo me escapé y en cuanto pude me sometí a un cambio de sexo en una clínica ilegal, me alisté en la armada donde te conocí y el resto ya lo sabes.
Esto era demasiado, si hay un delito peor que ser heterosexual, es ser transexual.
Salí corriendo, dando un portazo, en busca del Rabino.
Le llamábamos Rabino por aquella vez, en las duchas del gimnasio, cuandi le vimos la..., el caso es que Rafa era nuestro consejero espiritual y un buen amigo, él sabria que decirme.
Cuando llegue al templo, me estaba esperando y sin mostrar sorpresa, me dijo.
- ¿Ya te has enterado?
- ¿Tu lo sabias?- pregunté exaltado.
- Si, lo sabia, Raquel/Manuel venia todas las tardes a pedirme consejo, estaba muy preocupado/a y no sabia como decírtelo.
- ¿Y por que no le has denunciado a las autoridades?
- Las cosas no son tan fáciles, él/ella te quiere de verdad, sígueme que te enseñe algo.
Tras la estatua del Santo Boris habia una puerta secreta y me condujo a una sala llena de documentos y signos paganos. Nos sentamos junto a la estatua de una tal Bibiana y empezó a contarme.
- Has de saber que las cosas no fueron siempre así, hubo un tiempo en que los heterosexuales dominaban el mundo y nosotros eramos los marginados. Lo nuestro era una aberración y lo suyo lo natural. Nos odiaban e intentaron acabar con nosotros con armas químicas, pero nos rebelamos, gays y lesbianas unieron sus fuerzas para combatir al opresor, los armarios del mundo se abrieron y el enemigo sucumbió. Por fin eramos libres, pero tanto hombres como mujeres, querían más poder, se rompió la alianza y empezó la guerra de sexos en la que tu y yo participamos, que terminó con la división del mundo. Nuestro imperio homosexual con capital en San Francisco y su reino de bolleras con capital en Lesbos.
No podia imaginar como debió sufrir Manuel matando mujeres, cuando habia sido una de ellas.
- No Rafa, no puede ser ¿como sabes todo eso?
- Investigando, despues de la guerra me pasé al sacerdocio buscando respuestas y aqui las encontré.
- Pero ¿Por que?
- ¿Te acuerdas del sargento Arensibia?
- Si ¿Por que?
- Una vez le descubrí violando a una prisionera.
- No puede ser, con lo machote que era.
- Pero eso no es todo,- dijo cada vez más humillado- cuando me vió me invitó a hacérmelo con la muchacha y por miedo a decir que no acepte.-sus ojos empezaron a llorar- Y lo peor de todo es que me gustó.
No podia soportarlo, todo esto era demasiado para mi.
- Rafa, todo esto es muy peligroso, podrian descubrirte y matarte.
- No te preocupes- contestó mientras se secaba las lágrimas- ve a casa con tu marido y solucionar lo vuestro.
Me fui, dejando al Rabino sobreponerse y por el camino pense como seria hacérselo con una mujer, el sexo vajinal y todo eso, y cuando me quise dar cuenta tenia una erección de campeonato. Me sentí asqueado por excitarme pensando en una mujer y volví a contárselo a Rafa.
Cuando llegué me lo encontré muerto, se habia ahorcado con su sagrado rosario de bolas chinas.
Horrorizado, salí corriendo a casa, todo en lo que creia se habia derrumbado en una sola tarde y no sabia que hacer.
Ya una vez en casa, Manuel estaba en calzoncillos, tirado en el sofa, bebiendo cerveza y viendo el futbol, como siempre que está preocupado.
- ¿Ya te lo ha contado todo Rafa?
- Rafa está muerto, se ha ahorcado- contesté agotado.
- No te lo ha contado todo- estaba demasiado asustado para sorprenderse por la noticia.
- ¿Que? ¿Que pasa?
- Cuando me hicieron la operación no salió del todo bien.
- ¿Como?- ¡Mas disgustos!
- ¿Te acuerdas cuando manchaba los calzoncillos? no era de las almorranas.
- ¿A donde quieres llegar?
- Estoy embrazado/a.
Esta fue la gota que colmó el vaso, ya no sabia ni como reaccionar.
- ¿Vamos a tener un hijo?
- O una hija, no se sabe.
Me miró a los ojos.
- Y ahora que ¿Me vas a denunciar?
No podia denunciarle, al fin y al cabo era el hombre/mujer que amaba y el padre/madre de nuestro hijo/a.
- ¡Ahora empezaremos una revolución!
Es lo menos que puedo hacer para que mi hijo/a nazca en un mundo sexualmente libre.

jueves, 9 de abril de 2009

La hora del cuento

Dibujo de Pamp

-¡Vamos, despierta, que es la hora!
-¿Que? ¿La hora? ¿Que hora?
-¡Venga hombre, no fastidies! Ya sabes que es la hora del cuento.
Por supuesto que lo se, pero me gusta chincharle un poco. No hay mas que verle llegar con la columna encajada para saberlo.
Si vamos a alguna granja cercana a comer cerebros, no le importa ir con la espalda partida, pero cuando llega la hora, Xela endereza sus vértebras. Para mi que es por ella.
Durante la hora del cuento las tumbas del cementerio se quedan vacias, todas menos la del destripador, que es donde se sienta Aila. No sabemos por que, pero ella es así.
Nos congregamos a su alrededor muertos vivientes (que no zombies), almas errantes (que tampoco fantasmas) y vampiros, lo cual es raro porque aqui no tienen sangre que chupar excepto la de nuestra amada narradora, pero consideran el mundo más interesante con ella en él.
Aila Tan es la humana más extraña que hemos visto. Podria estar estudiando alguna carrera, viajar por el mundo, ligar con jovenzuelos y todas esas cosas que hacen las chicas vivas; pero ella prefiere quedarse con nosotros a contarnos sus increibles cuentos.
En una ocasión, unos extraterrestres con tentáculos intentaron abducirla para que publicara libros en su universo para lelos, pero ella dijo que no. Y aun asi, ellos siguen viniendo para escuchar sus relatos.
La otra noche llegamos a avistar diez ovnis aparcados por los alrededores.
Las noches de luna llena tambien se apunta a la fiesta algún lobito deshumanizado.
Sus historias hablan de chicas que se casan con desconocidos que no comen, de humanos que se divorcian y traumatizan a sus hijas, de animadoras que se enamoran del capitán del equipo y de esas cosas curiosas que le pasan a los vivos.
Un lobo aulla, es la hora.
Xela está excitadísimo.
El cuento de hoy trata de una chica deprimida porque la ha dejado el novio y no puede coger el metro.
-¡Jo, que bueno!
Cuando termina todos aplaudimos con lágrimas en los ojos (por lo menos los que tenemos).
Xela se le acerca, emocionado, y le da un corazón, que seguramente será el suyo.
Ella le mira tiernamente y le da la mano.
Algo me dice que estos dos se van a enrollar.

miércoles, 18 de marzo de 2009

El desprendido

Dibujo de Pamp

Esta es la historia del desprendido, que llegado el momento se deshizo de su nombre, pues ya nadie lo utilizaba; se alejó de su familia, a la que hacia mucho que no veía; abandono el trabajo (o le despidieron, no esta muy clara la cosa) y se desprendió ,en definitiva de todo aquello que le unía al mundo (dni, domicilio, seguridad social, etc).
Escribió todos los libros y guiones de cine que siempre quiso escribir pero nunca se atrevió a escribir, y los envió a las editoriales y productoras, pero sin firmar, pues como decía él "ya lo aprovechará otro".
Plantó un pino, aunque nunca lo vio crecer y se hizo donante de semen en distintas clínicas de todo el mundo (solo nos queda un pasaporte sin nombre sellado en un montón de paises para demostrarlo).
Donó todos sus órganos, lo cual no fue fácil al no tener nombre ni dirección (pero siempre hay algún traficante sin escrúpulos dispuesto a ayudar) y cuando llego el momento de su muerte se acurrucó en un rincón para no molestar a nadie.
Su tumba se quedo vacía y en la lápida solo ponía "SE ALQUILA".

Con los años su simiente se fue esparciendo por el mundo, llenándolo de generaciones de desprendidos que cambiaron el rumbo de la historia.
Cuando la decimosexta guerra mundial (y la destrucción global) era inevitable, el encargado de lanzar los misiles se olvidó de pulsar el botón (por dejadez) y el enemigo, al no verse atacado, decidió no atacar porque no tenia ganas; evitando así la más tremenda de las guerras por pura dejadez.

Hoy, nos reunimos nosotros, sus descendientes, para homenajear la memoria (por decirlo de alguna manera) del donante anónimo que hizo de éste un mundo mejor.

Cierto es que no somos felices, pero por lo menos no hacemos infelices a los demás.

sábado, 21 de febrero de 2009

Crimen en la noche


Era una noche fría y lluviosa, era una noche oscura y tormentosa, era un mal escritor.
El frío le calaba los huesos y la lluvia le entraba en los zapatos. Estaba perdido en una interminable e insulsa descripción. Sus temblorosas manos sujetaban el arma del crimen y ante él se postraba el cuerpo del delito que parecía mirarle a los ojos mientras se repetía a si mismo que él no había sido.
No cesaba de llover, no sabia como seguir, no sabia como acabar.
Él no fue, o quizá si ; pero la culpa fue del editor, que no sabia ni acentuar, él le obligó a hacerlo él le empujó a aquella situación ¡si me hubiera dado más tiempo! dijo que no pasaria nada, que nadie se daria cuenta.
Pero ya era tarde, no habia tiempo para escapar.
Las autoridades locales habian llegado, estaba rodeado y de nada le servia arrepentirse, lo hecho hecho estaba.
La gente le miraba sin cesar, estaba rodeado, no sabia como salir de esa.
Una joven se le acercó con el último ejemplar en las manos y le dijo sonriendo, algo que no llegó a escuchar. Él le contestó cualquier cosa, escribió en el libro "espero que te guste" y firmó.
Le esperaba una larga tarde firmando libros.
"Espero algún día escribir alguno bueno y no la bazofia que les estoy vendiendo".