viernes, 24 de diciembre de 2010

Terrible

Dibujo del genial Pamp, a ver cuando hace más.

–¿Quien le ha puesto purpurina a las cabezas de la pared?
La voz de Araña Peluda sonó en mitad de la tormenta. Llevaba muchos años infundiendo terror y ya no soportaba esas tonterías.
Terrible, esa noche estaba más sensible de lo habitual, y Colmillos no paraba de chincharle.
–¡Papa, ha sido Terrible, ha sido Terrible, y le ha puesto adornos de colores a las telarañas, y lucecitas a las tumbas del jardín!
Araña Peluda odiaba a los chivatos, pero le gustaba menos que le tomaran por el pito del sereno.
–¡Además, tiene una rata enorme en su cuarto y no la quiere compartir! –Continuó el acusica.
–¡No la toques, que es mía!
Horror, tampoco aguantaba las discusiones de sus hermanos pequeños, y sin decir nada, se fue a la fiesta de la morgue.
Araña Peluda corrió hacia la puerta.
–¡Hijo, no me dejes solo con estos dos!
Terrible, apareció con un gorro rojo en la cabeza y una enorme rata, con un lazo, en las manos.
–Toma, papa, esto es para ti, feliz navidad.
El padre, sonriendo y meneando la cabeza, abrazó al hijo.
–Pero mira que eres cursi.

jueves, 16 de diciembre de 2010

La barca de Carente

Dibujo de Universo Pamp.

Hipólito era el barquero del pueblo y solo cobraba dos monedas por cruzar a la gente al otro lado del río. Era un hombre honrado y todos le apreciaban, pero era una aldea pobre y mas de uno no podía pagarle.
–No importa, otra vez será.–Decía siempre.
Le daban pan, fruta, o lo que buenamente podían.
–Así nunca llegarás a rico.–Le regañaba su mujer.
El pobre era tan pobre que le llamaban Carente el barquero.

Cuando estalló la guerra la cosa empeoró, solo había hambre y miseria.
Los soldados, o bien porque luchaban por la patria o por la libertad, nunca le pagaban.
–No importa, otra vez será.–Repetía aun sabiendo que muchos de ellos no volverían.
Nunca se posicionó, le daba igual remar a una orilla que a la otra. Nunca se preguntó de que lado tronaban los cañones, solo le preocupaban aquellos chiquillos, con sus fusiles, que entregaban su vida por no se qué ideales, cuando ni siquiera podían pagar un viaje en barca.

Nunca había faltado a su trabajo, a pesar de la guerra, a pesar de la niebla, a pesar del invierno. Pero aquel día sintió frío por primera vez en su vida.
La muerte estaba esperando en la orilla. Los animales habían callado y los disparos dejaron de sonar. El miedo recorrió todo su cuerpo, pero Hipólito empezó a remar.
–¿Has venido a por mi? –Preguntó.
Ella afirmó con la cabeza.
–¿Por qué? yo no he hecho nada malo.
–Yo no juzgo.–Contestó la siniestra voz.
–Soy un hombre bueno –empezó a suplicar –he llevado a unos y a otros sin importarme su condición, y si no han podido pagar se lo he perdonado.
–Lo sé –contestó –todos me hablaron muy bien de ti.
Hipólito no paraba de remar, el río parecía más grande que nunca.
–Pero ¿por qué yo? no, por favor.
Los lamentos de aquel pobre hombre no le conmovían.
–Con la vida que llevas ¿que más te da? no tienes nada que perder.
El barquero se sosegó un poco. Toda su vida pasó ante sus ojos, se la había pasado remando.
–Supongo que tengo miedo a morir.
La muerte se mantuvo callada.
Cuando llegaron a la orilla, se levantó y alzó la guadaña.
Él, tembloroso y con los ojos cerrados, alargó el brazo y acertó a decir.
–Son dos monedas.
La siniestra figura, quedó paralizada por un momento, asombrada, soltó la guadaña y buscó en los bolsillos.
–No tengo dinero.–Afirmó.
El barquero se mordió la lengua para no soltar la frase de siempre y mantuvo la postura.
Ella cogió la guadaña, meneó la cabeza y dijo:
–Haremos una cosa, yo paso por alto esto y tu te olvidas del viaje.
El barquero se encogió de hombros.

La muerte desapareció entre la niebla.
Los cañonazos volvieron a tronar.
Hipólito se sacudió la cabeza para espabilarse y empezó a remar, había gente esperando en la otra orilla.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Los reyes no

Dibujo de Universo Pamp.

–¡Eres una niñata!
Lucía no soportaba a las niñas pequeñas y no perdía la ocasión de demostrarlo.
–¡Ay, dame mi muñeca!
Sofía no sabía por qué esa chica le tenía tanta manía y siempre la estaba chinchando.
–¡Enana estúpida!
Las demás chicas se burlaban de ella.
La pequeña Paula quería ayudar a su amiga, pero no se atrevía con las mayores.
–Déjalo, Sofía, vámonos.
La muchacha puso el cigarrillo en la boca de la muñeca.
–Mira lo que hace la guarra de tu niña –dijo con voz ronca.
La niña, enfurecida, empujó a Lucía. La muñeca cayó al suelo, el cigarro también.
La chica se enrabietó y atacó a la pequeña.
–¡Niñata de mierda! te vas a enterar, los reyes magos no existen ¡son tus padres!
Le sentó como una bofetada, todo su mundo se desplomó.
–¡No, los reyes no, es mentira!
Miró a Paula en busca de ayuda, pero esta se encogió de hombros como si ya lo sospechara.
Todas se reían de ellas.
La pequeña se iba a ir con los ojos llorosos, cuando se tragó las lágrimas y contraatacó.
–¿Pues sabes qué? que si los reyes son mis padres, se lo pienso contar,¡ y a ti no te van a traer nada!
Cogió a su muñeca del suelo y se fue victoriosa.
Paula le hizo un gesto parecido a un corte de manga y se fue tras su amiga.
Las chicas se fueron, sorprendidas por el coraje de la niña.
Lucía se quedó en un rincón, llorando porque sabía que ya no le traerían más muñecas.

martes, 16 de noviembre de 2010

Alumbramiento

Dibujo de Universo Pamp.

El cielo parecía derrumbarse. La tierra se estremecía. Era una tormenta terrible.
Por un momento creí que era la hora. Pero allí estábamos los dos.
Nuestra naturaleza nos hacía enemigos y sin embargo nos amábamos.
Ella era la luz que alumbraba mis tinieblas.
No podía soportar que aquel hombre la tuviera así, chillando como un animal y aun así, era lo más hermoso que había visto nunca. Nuestro pequeño estaba al llegar.
Sabía que, tarde o temprano, tendría que elegir entre su muerte o la mía.
Él también tendría que escoger entre ella o yo.
Ambos obedecíamos a algo más grande pero, aquel pequeño que venía ya era lo más importante de mi vida.
De repente, empezó a llorar, ya estaba aquí. Sus berridos no dejaban oír los truenos. A mi me parecían cánticos celestiales.
Me invadió la impaciencia, ya no podía más.
–Doctor ¿que ha sido, demonio o ángel?
Él intentó calmarme.
–Ha sido una niña muy sana, respecto a lo otro, aun es muy pronto para saberlo.

Ella me miro y sonrió, sabía que era su padre.
Por el momento, guardé las garras y compartí su felicidad.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Anoche

Otro gran dibujo de encargo de Pamp.

Anoche hablé con mi padre.
Apareció como en los buenos tiempos, sin muletas, cojeando con chulería.
Se apoyó en mi hombro.
Nunca soporté que me usara de bastón.
Y empezó a hablarme con el desprecio de siempre. Que si "chiqui" por aquí, que si "colegui" por allá.
Quería enredarme en otro de sus chanchullos.
Una vez más haciéndome la vida imposible, cuando todavía no había salido del último lío en que me dejó.
Con todo el dolor de mi corazón, se lo tuve que decir.
–Papa, estás muerto.

Me miró con una tristeza que me decía claramente:
–Lo sé, hijo, lo sé.
Y apartó la mano de mi hombro.
Estuvimos paseando durante un buen rato sin decir nada.

El perro no me deja ladrar

Uno de los mejores dibujos de Pamp.

El perro no me deja ladrar.
La tengo aquí delante, después de lo que me ha hecho y el muy cretino no me deja ni siquiera morderla.
Si por las noches jadeábamos, él se ponía furioso.
¿Que le voy a hacer si ella no es de las que chillan?
¡Ni eso me deja!
Le molesta que retoce en el sofá o que babee.
Y ahora no me deja ladrarla.
Tendrían que ponerle los cuernos a él, a ver que haría.
Y lo peor de todo es que la muy perra lo defiende.
–Si, págalo con el perro, cuando tu no has sabido ser un hombre.

viernes, 29 de octubre de 2010

Cuando los viejos rockeros mueren

Dibujo de Universo Pamp.

Muchas son las muertes de los rockeros, ahogados en su vómito, en accidentes aéreos o en extrañas circunstancias; pero la que nos ocupa hoy se lleva la palma.
Nos referimos al mítico Robert S. Dead, líder y fundador de la banda americana Luzbell, a principios de los setenta.
Su muerte, el pasado mes de mayo, ha conmovido al mundo del heavy metal.
En tan solo unos días, han surgido todo tipo de historias al respecto, pero claro, una muerte así las merece.

Siempre hubo leyendas sobre sus posibles muertes, su propio nombre daba pie a ello, pero él siempre resurgía de sus cenizas. Nació así el mito de que había vendido su alma al diablo. Él bromeaba con que solo fue un préstamo.
Siempre tan polémico, con sus dos seises tatuados en los nudillos y el tercero qué decía tener detrás, para protegerle de posibles ataques. Y a pesar de su marcado carácter homófobo, dio la cara, públicamente, por su amigo, el cantante Ron Halbroock, cuando declaró ser gay.
– Por mi amigo doy la cara y si es necesario, el culo.
Siempre fiel a sus amigos.
– Intenté sacar a mis colegas de las drogas, pero terminé metiéndome yo. Lo curioso es que al final, ellos las dejaron.
El cantante Mosley Bourvon recordó en una entrevista:
– Era increíble la cantidad de droga que se podía meter, no nos quedaba nada a los demás y terminamos dejándolo. Ese cabrón nos salvó la vida. El día de su muerte me entraron ganas de meterme una raya de coca, pero, conociéndole, sería capaz de volver y metérsela por mi.

Escándalos, accidentes y comas etílicos, eran habituales en su vida, pero no pudieron con su carrera. Fue el asesinato, en los años ochenta, de su mujer, la modelo RoseMary Harrows y su hijo no nato, lo que le hundió en una profunda depresión de la que salió con la ayuda de sus amigos.
– En su casa siempre había drogas y alcohol, no podíamos dejar que pasara aquello solo.
Declaraba el guitarrista Dick Darkfly.
El propio Dead afirmó en una ocasión:
– Los muy cabrones solo venían por las drogas y todo eso, y aun así, no lo habría conseguido sin ellos.
Una vez más, había vuelto, pero su música había cambiado. Ya no era solo sexo, drogas y rock´n´roll, ahora rendía culto al diablo, a la muerte y a la oscuridad.
Su disco "666 Dead children" arrasó en las listas, a pesar de la polémica, o gracias a ella.

A mediados de los noventa, el cáncer hizo estragos en su maltratado cuerpo, pero él volvió a resurgir, en el nuevo milenio, con dos discos más.
Parecía que, verdaderamente vendió su alma y no podía morir, pero él debía intuir el final cuando organizó la última gira "Hell can´t waits".
El público alucinó cuando, en mitad de la actuación, desapareció entre el humo.
Mas de uno afirmó haber visto a la muerte.
– Claro que la vieron –dijo el guitarrista Reinaldo Lorrosso –era Wolvda Vradska, un rumano de dos metros y medio que hacía de muerte en el espectáculo. Ya había trabajado con nosotros en la gira del ochentaytres, haciendo de demonio. El pobre se llevó un susto cuando se encontró a Rob, muerto en el suelo.

Con esta triste anécdota, nos despedimos de Robert Stanley Dead. En su memoria nos quedan sus trece álbunes y la leyenda que cuenta como, el mismísimo Diablo acudió a las puertas del cielo a reclamar su alma y como Dios, en persona, le atendió diciendo:
– Este hombre lo dio todo por sus amigos y merece estar aquí.
Satán, enojado, respondió:
– ¡Será todo lo bueno que quieras, pero cuando cantaba era a mi a quien adoraba!

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Chinitos y negritos

Dibujo de Universo Pamp

–¡Cariño, están aquí tus amiguitos!
Cuando oí a mi madre, salté del sofá, dejando la tele encendida y fui corriendo a la puerta.
Estaba tan ilusionado que olvidé que no tenía amigos.
¡Mierda!
Eran los chicos de clase. Estaban pidiendo para el Domund.
Yo no quería ir con ellos, ni ellos conmigo, pero a ver quien le decía que no a mi madre.
Echó unas monedas en la hucha y nos cerró la puerta en las narices.
–Ala, pasarlo bien.

Íbamos los cinco, bueno, ellos cuatro, la hucha y yo detrás, manteniendo la distancia de seguridad.
Todos llevaban una pegatina megacatólica del Domund. "Compartir es hacer justicia" decía.
–¿Me dais una? –señalé.
–¡Para ti no hay! –gritó Carlos.
Andrea se burló.
No volví a abrir la boca.

La calle estaba llena de niños pidiendo con sus huchas, unos las tenían con forma de negritos y otros llevábamos un chinito. Todos con su pegatina megacatólica, todos menos yo.
Cuando nos cruzábamos, agitaban las huchas a ver cual sonaba más, a la nuestra le rugían las tripas.
–Parece que el mandarín tiene hambre –bromeé.
–¡No es mandarín, idiota, –dijo Andrea –es cantones!
Volví a cerrar la boca.

Íbamos pidiendo por todas partes.
–¿Colabora con el Domund? ¿Colabora con el Domund?
Si eran mujeres, hablaba Victor, agitando la hucha con vigor. Si se trataba de hombres, era Andrea la que se encargaba de encandilarles.
Unos daban un duro viejo con la cara de Franco, otros cien pesetas con la imagen del Rey, la mayoría nos daba la espalda.
El carnicero quiso darnos un hueso de jamón.
–¡Maldito tacaño! –gruñó Carlos.
–Nos habría ido mejor con un negrito –suspiré.
Clemente abrazó la hucha como si hubiera herido sus sentimientos.
Victor me lanzó una mirada asesina, Carlos y Andrea le secundaron.
Una vez más me callé.

Allí ya no íbamos a sacar más y Clemente propuso ir a las casas nuevas de las afueras.
Victor aprobó la moción.
A mi nadie me preguntó.
–¿Colabora con el Domund? ¿Colabora con el Domund?
La gente abría la puerta refunfuñando y nos daban unas míseras pesetas, pero la mayoría miraba por la mirilla y nos ignoraba.
–Es para los pobres –suplicaba Clemente.
–Carlitos _gruñó la "señá" Jacinta – ya le he dado dinero a tu hermana.
–¡Señora, que yo no tengo hermana! –contestó.
Mateo el del autobus agitó la cabeza.
–Ay, pillines, a ver que vais a hacer con el.
–¡Señor –gritó Carlos –que es para los pobres!

Andrea me dio la hucha.
–Toma, haz tu algo, que ya es hora.
Orgulloso, llamé al timbre y abrió don Bernardo, el maestro.
–¡No, no! –dijo y cerró de un portazo sin dejarme soltar la frase.
Ellos se habían escondido en el descansillo y se estaban riendo de mi.
–¡Gafe! –exclamó Andrea.
–¡P y lo que sigue! –pensé yo.

A lo largo de la tarde, habíamos engordado al chino y ya pesaba bastante, así que nos sentamos en el parque a descansar.
Don Genaro, el párroco, pasó por ahí, con su vieja sotana y su ridícula forma de correr.
–Vamos, chicos, que esto lo hacemos por los pobres.
Y se fue, como si nada.
–¡Y un cuerno los pobres! –gruñó Carlos –que se muy bien que esto se lo gastan en sus comilonas.
–¿Y tu como lo sabes? –preguntó Clemente.
–Me lo ha dicho mi madre –contestó.
–¡Que cabrones! –saltó Victor –Y nosotros aquí, dejándonos la espalda.
–¡Eso! –dije intentando participar en la conversación.
–Nos lo deberíamos repartir –dijo Andrea ignorándome.
–¡Eso! –dijeron todos.
Se quitaron las pegatinas y las tiraron al suelo. Destriparon al pequeño mandarín y empezaron a contar el dinero.
Yo permanecía apartado, junto a una farola, sin abrir la boca.
Cuando terminaron, cada uno cogió su parte del botín. Clemente se acercó a mi.
–Toma, tu parte.
Me emocionó que contaran conmigo, pero sin darme cuenta dije.
–No, gracias, no lo quiero, –se quedó extrañado –se supone que lo hemos pedido para los pobres, yo no sé que harán los curas con el, pero nosotros hemos hecho lo nuestro. por mi parte me lo he pasado bien y con eso me basta.
Todos me miraron como a un bicho raro, aún más raro de lo que ya me creían.
–¡Tiene razón! –exclamó Victor –Nosotros hemos cumplido y no podemos ser como ellos. Este dinero es para los pobres. Yo no quiero mi parte.
–Es verdad, tiene razón –dijeron todos.
Volvieron a llenar la hucha y la llevaron a la parroquia, orgullosos de acabar con el hambre en el mundo.

Yo me quedé ahí, bajo la luz de una farola.
En el suelo había una pegatina megacatólica arrugada. Comprobé que no había nadie y me la guardé en el bolsillo.
Me la había ganado.

sábado, 14 de agosto de 2010

Amores que matan

Dibujo de Universo Pamp (a ver si hace mas).

La primera vez que la vi fue hace mucho. Un estúpido neandertal me la cambió por un trozo de carne, condicionando así que la tratase como tal. No recuerdo bien como fue la cosa, la memoria de aquello se perdió en el tiempo. Supongo que la maté a golpes en alguno de mis arrebatos.
No fue un buen comienzo.

Tiempo después, un comerciante de Antioquía me la vendió por cinco camellos. Entonces era bellísima, nada que ver con aquella oronda mujer peluda. Esta vez la maté a latigazos.
Nunca supe tratar a los esclavos.

Un día vino el Faraón a supervisar la construcción de la pirámide. Le acompañaba su hija. Era ella, una auténtica flor del Nilo. Yo no tenía ninguna posibilidad, solo era un esclavo judío y a ella la iban a casar con un príncipe hicso. Aun así la secuestré, ella no puso resistencia, al parecer despreciaba más a los hicsos que a los hebreos y correspondió a mi amor.
Fue breve pero intenso.
Cuando los guardias del Faraón nos dieron caza, la sacrifiqué, o era mía o de nadie.
Fue muy romántico, pero la había vuelto a matar.

En tiempos del glorioso Cesar, al regreso de las Galias, me encontré con dos hijos más. Otra vez la maté. Se estaba volviendo una costumbre.

De todas las vidas, recuerdo mejor las que fui noble o poderoso.
No como aquella vez que, siendo un humilde campesino, la enterré en el campo. A nadie le importó que dejase de cultivar una parte del huerto.

Con la llegada de la Santa Iglesia pude atarla en corto, hasta que me levantó la mano. Ella era una infanta de Aragón y no podía permitir que, un simple caballero del Rey, la tratase así.
La paliza fue mortal.
Tuve que acusarla de brujería para salir indemne del crimen. Fue muy duro ver arder su precioso cuerpo.

Al subir al poder los talibanes, pude controlarla de verdad. Ni siquiera recuerdo por qué la mate aquella vez.

Estando en la corte de los Borgia, me sobrevino la sospecha de que me engañaba con el maestro de esgrima.
Le haría confesar durante la cena y la atravesaría con mi espada. Pero, al probar el vino dulce que, por cierto, me supo a gloria, caí muerto sobre la mesa.
¡Ella me había envenenado!

Ya no era la mujer sumisa que se dejaba tratar como un pedazo de carne y eso me gustaba.

Cuando me estropeó los frenos del coche, comprendí que aquello sería una carrera a ver quien mataba al otro antes.
Durante los siglos, le había golpeado, latigado , lapidado... y ella nunca necesitó ponerme la mano encima para acabar conmigo.
Había muerto tantas veces que sabía como matar y cuanto más me mataba más la amaba.

Alguna vez fui más rápido que ella, como cuando desenfundé la Walther ppk y le pegué cuatro tiros, antes de que me entregase al KGB, pero, por lo general, ella me daba mil vueltas en esto del asesinato.

Fue glorioso el día en que, las fuerzas aliadas nos acorralaron en el búnker y decidimos tomar la cápsula de cianuro los dos a la vez. Mis seguidores no querían, decían que matara al clon y escapase a Argentina, que debía vivir, que mi destino era dominar el mundo.
¿Para que quería el mundo si ya la tenía a ella?
No fue Dios quien nos unió, sino la muerte.

Hoy le he preparado una trampa.
He contratado a un asesino para que la mate, a sabiendas de que, él es su amante.
Será divertido ver a quien mata antes, a él o a mi.

viernes, 25 de junio de 2010

El cuco al nido y el preso a la jaula

Dibujo de Universo Pamp.

Era un preso distinto a los demás.
Mientras todos cumplían condena, él libraba una cruzada. Saltaba por el patio como si cabalgara a lomos de un blanco corcel, desfaciendo entuertos allá donde se le necesitara. Por las noches, en la celda, velaba sus armas y cantaba a su amada. Cada ducha era una batalla contra los gigantes que, ansiaban mancillar su honor.

Sucedía que, la abogada, sentía lástima por aquel hombrecillo y recurría, una y otra vez, para trasladarle a una institución mental. Mazazo tras mazazo, la petición era denegada.
–Esta claro que finge para librarse de la condena. Ha de pagar su crimen.

Él no quería someterse a las pruebas que demostraran su locura.
–Os lo agradezco de corazón, mi joven dama, pero yo me debo a mi amada, que en mis brazos murió y en este agujero ha de ser vengada.
Siempre la misma historia, siempre esa manía de huir de la realidad.

Se dio la ocasión en que el tribunal reconoció que, verdaderamente, el de la triste figura, debía estar loco para conseguir, desnudo y armado con una pastilla de jabón, matar a cinco grandullones con pinchos.
Razón de más para trasladarle.
–No, letrada –decía el juez –razón de más para que siga ahí, un tipo así sería peligroso en un manicomio, revolucionaría a todos los internos. ¡Apelación denegada!

Ella, sin intención de tirar la toalla, decidió ir a por todas y hacerle confesar su locura.
–¿Por qué mataste a tu mujer?
Él no se inmutó, pero, con un tono más sombrío contestó.
–La maté porque murió. Si hubiera sobrevivido sería intento de asesinato y yo ya estaría en la calle, pero, quísolo el destino así y aquí estoy, en este inmundo agujero, donde, con la ayuda de Dios, he de vengar su muerte.
Se levantó, sin tan siquiera mirarla y volvió a su celda, como el guerrero que regresa al campo de batalla.
La joven desistió, no había nada que hacer, la realidad le abandonó cuando cometió el asesinato.

Iba por la sala, mirando a los criminales sin remedio, consolándose con sus familias, cuando vio a un preso corpulento, los tatuajes se le confundían con las cicatrices, que jugaba con su pequeña hija. La escena era tan tierna que le hizo pensar que, la belleza, al igual que la verdad, era tan solo un punto de vista.
Ahora sabía como plantear el caso.

El tribunal de apelación se volvió a reunir.
–¿Se da cuenta, hija, del tiempo y energía que pierde por este criminal que no lo merece? –le decían.
La abogada, muy digna, contestó.
–¿Son ustedes conscientes, señorías, del error que han cometido al encerrar a un noble caballero, rodeado de rufianes y malandrines? Mientras siga en esa prisión, la vida de esos hombres corre peligro.

miércoles, 2 de junio de 2010

Autómatas

Dibujo de Universo Pamp.

Fue el día más feliz de mi vida, cuando nació mi hijo.
Como lloraba el jodio. Ni su madre, ni la comadrona, ni yo pudimos calmarle.
Solo cuando le dejamos en la cuna se calló.
Había salido rebelde como su padre, no aceptaba lindezas de nadie.
¡Las que armaba para darle el pecho!
Prefería estar en la cuna, él solito con el biberón, a su royo.
Era muy independiente.

Nunca me llamó "papá", nunca me dijo "te quiero", ni siquiera me miraba.
Siempre con sus libros y sus cuentas.
Mi mujer decía que no era normal y que tenía que verlo un especialista. Yo me negaba, mi hijo era un genio y no un bicho raro. Pero ella se empeñó y así fue como el médico dijo que el niño era autómata, o autista, no se.

Tuvimos que meterle en un centro especialicado donde sabrían como tratarlo.
Con el tiempo, deje de ir a verle.
Nunca me llamaría "papá", nunca me diría "te quiero", tampoco me echaría de menos.
Ella nunca me lo perdonó.

Un día pensé que, el pobre estaba en un sitio rodeado de niños que nunca le dirían "hola ¿quieres ser mi amigo?", y decidí ir a verle.
Estaba ahí, sentado con otros autómatas como él, haciendo cuentas sin parar.
–Hola, Simón, soy papá ¿te acuerdas de mi?
Nada, ni una palabra, ni un reproche.
Comprendí que no había nada que hacer y me fui, pero, antes de salir, me volví para echar un último vistazo y, entonces sucedió.
Había una niña sentada frente a él, haciendo cuentas. Sin alzar la vista ni mediar palabra, ambos intercambiaron sus hojas y siguieron con sus cuentas.

Aquel día, abracé a mi mujer y le dije "te quiero".

Desde el infienno

Dibujo de Universo Pamp.

Permitid que me presente, mi nombre es Lucifer, Luzbel para los amigos, pero teniendo en cuenta quien soy, son pocos los que me llaman así.
Al contrario de lo que puedan pensar algunos, no estoy aquí para contar las verdades del universo. No, que va, a estas alturas, la verdad no la sabe ni Dios.
Estoy aquí para consolar a los padres decepcionados, que sienten que sus hijos van por mal camino.
Les diré que es normal, los hijos tienden a hacerlo. Pero, no por eso debemos dejar de quererles y apoyarles.
Tened en cuenta que, a vosotros os bastan dieciocho años para llevaros el chasco. Yo llevaba siglos esperando.
Permitid que os cuente mi historia.

Solo quería un anticristo normalito, que organizara un apocalipsis discreto, sin chulerías ni falsas pretensiones.
Con los siglos uno se vuelve conservador y decidí seguir la tradición. Las profecías, los pentagramas, las velas negras y todas esas tonterías de satánicos. Lo malo es cuando empezaron a hacer sacrificios. Como se nota que no lo tenían que limpiar ellos.
No sé que concepto tenían de mi, pero estaba claro que la iglesia les había hecho mucho daño.
Consiguieron una virgen para que engendrara a la criatura en cuestión.
Los condenados le habían hecho creer que era una película porno.
No sé por qué accedí a aquel circo.
La muy idiota chillaba y gemía buscando la cámara.
¡Estaba yo como para grabar el momento para la posteridad!
La chica era tonta del culo, pero lo entendió todo cuando se lo expliqué, bueno, por lo menos mejor que los otros descerebrados. Lo del armagedón le traía sin cuidado, pero le hacía ilusión ser madre.
Que cosas, hasta llegué a cogerle cariño. Fueron nueve meses conviviendo con la madre de mi hijo y, que queréis que os diga, la chica era maja.

Llegó el gran día y a los malditos fanáticos no se les ocurrió otra cosa que sacrificar a la virgen, que, por cierto, no lo era, y sacarle el niño a lo bestia.
¡Hay que ser cabestro!
¿Es que no saben lo difícil que es criar a un niño sin madre?
Si en ese momento llega a aparecer la policía y se encuentra a un grandullón rojo con cuernos junto a una menor destripada, habríamos tenido serios problemas.
Al final les perdoné.
A ver quien les aguanta toda una eternidad en el infierno.

El churumbel nació bien, a pesar de la cesárea, sano y fuerte, con la marca tradicional. Aunque nunca he sabido que narices significa lo de los tres seises.
Reconozco mi culpa, soy un hombre muy ocupado y no le dediqué al chico el tiempo que debía.
Los feligreses me lo tenían muy consentido, con tanto adorarle y ofrecerle sacrificios.
No fui capaz de darle dos hostias a tiempo para ponerle en su sitio.
El atontao se postraba ante mi y me hablaba en un tono solemne que daba grima.
–¡Oh, padre, me complace anunciarte que tus planes siguen adelante!
–Pero ¿Que dices? ¿Que planes? ¿Estas tonto? ¿No puedes darme un abrazo y llamarme papá como hacen todos los niños?
No pasaba un día que no quisiera matar a esos estúpidos adoradores, pero, a ver quien era el desalmado que dejaba al crío sin amigos.

Luego le dio por matar profesores. Como era el hijo de Satan.
¿Por qué no utilizó chuletas como hice yo en su día?
Si ya es difícil deshacerte de un cadáver, imaginaos lo que es deshacerte de diecisiete.
Tenía que haberle dejado en manos de la policía, pero yo quería que fuese a la universidad, para ser alguien en la vida.
Y va el muy cretino y se me hace banquero.
¡Amos, no me jodas! de esos tengo repleto el averno.

Ahora dirige una poderosa corporación y se pasa el día planeando el fin del mundo.
Muerte, dolor y destrucción.
¿Pero que se cree esta gente que es un apocalipsis?

Quise visitar a Dios y pedirle algún consejo para mi hijo, el pobre todavía está afectado porque al suyo se lo mataron, pero mis abogados no me dejaron. Decían que daría mala imagen.
Siglos y siglos cometiendo las más grandes aberraciones en mi nombre y ahora resulta que da mala imagen ir a ver a un viejo amigo.
Me tienen muy quemao, os juro que, si no fuera por el amor que le tengo a mi hijo, ya lo habría mandado todo a la porra.

martes, 27 de abril de 2010

Ajedrez para principiantes

Dibujo del inmenso Universo Pamp.

–¡Eh, el peón solo mueve una casilla!
–Si, pero el primero avanza dos.
–¿Por qué?
–Porque está en primera linea y va a ser el primero en morir. Se adelanta para acortar su agonía.
–No me lo creo.
–¡Tu que sabrás, si eres un niñato!
–Pues el mio solo avanza una casilla, no quiere morir.
–Allá tu.

–¡Eh, el caballo salta al peón y no le pasa nada!
–Pero al pasarle por encima le ha dado con los cascos y le ha matado.
–¡No vale, es trampa!
–Todo el mundo sabe que el ejército de a pie siempre cae ante la caballería.

–¡Eh! ¿por qué tu torre si se puede mover y la mía no?
–Canijo, te he dado a elegir antes, torre de asalto o torre de castillo, la torre de asalto se mueve y la de castillo no.
–¡J0!

–¡No, mi alfil no se marea!
–Que si, tonto ¿no ves que ha hecho un movimiento en diagonal muy largo? ha perdido el equilibrio y mi peón se lo ha comido.

–¡Eh, eso no vale, te he hecho jaque!
–A eso, estúpido, se le llama enroque.
–Pero, a mi no me has dejado hacerlo antes.
–Claro, porque tus torres no se mueven ¿recuerdas?
–¡Eres un tramposo!

–¡No vale, mi reina no se enamora de tu rey, jaque mate!
–Que si, atontao, la reina blanca siempre se enamora del rey negro y como este es muy malo, la mata.
–¡Se lo voy a decir a mama!
–Vamos, hombre, no seas nenaza y juega.

–Ja ja, échate a llorar, chiquitín, jaque ma..., eh ¿donde está tu rey?
–Se ha teletransportado.
–Enano, eso es trampa.
–Tu caballo cocea a mis peones, mis alfiles se marean, mis torres no mueven y tu rey enamora a mi reina; pues mi rey se teletransporta a una nave espacial.
–¿Ah, si? ¿y donde está esa nave? listo.
–Es una nave klingon y tiene el camuflaje puesto, no puedes verla.
–Eso es una tontería.
–Si,si, pero como no rindas a tu rey, empezaré a lanzar torpedos de fotones.

Blanca noche

Dibujo de Universo Pamp.

Cuando se encendió la noche, se armó un enorme revuelo.
El Sol estaba indignado, la Luna le miraba encogiéndose de hombros.
–A mi no me mires, yo solo reflejo tu luz y no me da ni para alumbrar un estadio.
Los científicos andaban como locos, que si el efecto invernadero, que si una tormenta solar...
Los religiosos proclamaban el milagro y los fanáticos el armagedon.
La gente estaba histérica, los perros fornicaban como conejos y las ranas aullaban.
Algunos creían que era una invasión alienígena, otros la guerra nuclear.
Los ricos guardaban sus fortunas y los pobres se las intentaban quitar.
Todos corrían de un lado para otro.
Las estrellas aprovecharon para irse de juerga, al menos las que aun vivían.
Y Carmencita salió en pelotas, a la azotea, para ponerse morena. Nunca pensó que podría hacer eso en pleno mes de Diciembre.
Dos indigentes, terminaron su último cartón de vino mientras admiraban la hecatombe.
–Hay que ver, la que arman por una tontería _dijo uno.
–¿Te parece poco? –contestó el otro –ya verás cuando les pasen el recibo de la luz.

jueves, 8 de abril de 2010

Jueves de resurrección

Dibujo de Universo Pamp.

Aquella noche, en el servicio de urgencias se podían esperar cualquier cosa. Era fiesta y la gente se cogía unos pedos del copón. Comas etílicos, accidentes de coche, navajazos... era el pan nuestro de cada noche.
Pero, cuando apareció aquel hombre en taparrabos, les pilló por sorpresa. Tenía heridas de clavos en las manos y los pies, y latigazos por toda la espalda. Le habían puesto una corona de espino y tenía la cabeza hecha un cristo.
¡Esos fanáticos se habían pasado un pelo!
No llevaba documentación y el médico de guardia le preguntó, pero éste solo hablaba arameo.
¡Era un sinpapeles!

Aquella noche, en la calle mayor, se armó la de Dios. Tuvo que intervenir la policía cuando los nazarenos se enzarzaron en una pelea. No admitían a un costalero chino y no paraban de insultarle.
El pobre Xuan no era muy católico pero era buena gente y tenía unas espaldas como un armario ropero, lo que le venía muy bien al padre Bernardo. Pero también tenía un límite, y cuando se le acabó la paciencia, mandó a la porra la pasión de Cristo y se puso a repartir hostias como panes. Hicieron falta diez municipales para sujetarle.
Cuando el párroco les apaciguó, decidieron continuar la procesión como si nada. Pero al ir a coger la imagen, se encontraron la cruz tirada en el suelo y al romano dando latigazos al aire.
¡El Cristo había desaparecido!
Tras la valla, una anciana, rosario en mano, se santiguaba y no paraba de decir que no tenía que resucitar hasta el domingo.

Cuando la policía llegó al hospital, buscando una estatua de Cristo del año tropecientos, el doctor les contó lo sucedido.
–Bien ¿y donde tienen a ese hombre? –preguntó un municipal intentando digerir la situación.
–Se fue –contestó –cuando le curamos las heridas salió como alma que lleva el diablo. Supongo
que huía de inmigración.
El agente le miraba sin saber que decir.
–Y lo más curioso –continuó –es que, a pesar de la paliza que llevaba encima, se fue sonriendo.
–¡Nos ha fastidiado! –intervino una enfermera –ha transformado el suero en vino.

lunes, 8 de marzo de 2010

Arbol caracol

Dibujo de Universo Pamp.

Amadeo, todas las tardes, salía a pasear por el bosque, admirando la hierba y las piedras del suelo. Su vida era sencilla y aburrida, él no pedía más.
Pero, un día, quien sabe por qué , alzó la mirada y vio, ante sí, un grandioso árbol.
El pequeño caracol quedó prendado de su belleza y no dudó en expresarle su amor, pero no obtuvo respuesta.
Lejos de desanimarse, se presentó el día siguiente y le recitó un poema, pero tampoco contestó.
Al siguiente día, le cantó una canción, pero nada.

Todos los días se plantaba allí y le declaraba su amor incondicional. Poesías, canciones, bailes; daba igual, permanecía callado e inmóvil como un árbol.
Pero, una tarde de viento, tras haberle entregado su corazón, agitó sus ramas.
Por fin se sintió correspondido.
Amadeo se encaramó al árbol y lo amó durante toda la noche.
Al amanecer, extenuado del esfuerzo, murió a los pies de su amado.

Pasó el tiempo y llegó la época de lluvias.
El árbol, al ver descomponerse al caracol, lloró y con sus lágrimas regó sus restos.
Pasados los meses, nació un extraño árbol con forma de caracol, fruto de su amor y para no olvidarle Amadeo lo llamó.

viernes, 19 de febrero de 2010

Ironias de un hombre invisible

Dibujo de Pamp.

Una vez, alguien me lo dijo.
_ Eres el hombre invisible, estas aquí y de repente desapareces.
Me sentó fatal, pero tenía razón. Hasta entonces no me había dado cuenta.
Cuantas veces, hablando con alguien de cosas importantes como el calentamiento global o mi amor por la chica incapaz de verme; ha aparecido una tercera persona contando cosas sin interés, como a quien se ha tirado o el coche que se acababa de comprar, se han unido una cuarta y quinta persona a la conversación y ya he desaparecido.
Es muy duro darse cuenta.
En el metro nadie me veía , ni en la cola del super. En las fotos salía de espaldas o de refilón.
Me estaba desintegrando y la gente me olvidaría.

Decidí hacer mas vida social, apuntarme a todas las fiestas y acoplarme en las fotos.
Ahora se acordarían de mi.

Y ahí empezó el problema.

Estaba viendo "Cuarto milenio" cuando sacaron una extraña foto, a la par que siniestra, en la que unos amigos, de fiesta, se hicieron una foto de grupo, y en el centro aparecía una fantasmagórica figura, la cual afirmaban que no estaba allí.
¡Era yo! y nadie me reconocía, ni siquiera Sebas ¡cuando fue él quien me invitó!
Había pasado de ser invisible a ser un fantasma.

Indignado, llamé al programa. Me costó mucho contactar, pues no tenían teléfono de aludidos y la telefonista parecía medio tonta.
La cosa no hizo más que empeorar.

En el siguiente programa, decían haber recibido una misteriosa llamada en la que, una voz del más allá afirmaba ser el de la foto.
Ahora, de fantasma pasé a ser una psicofonía telefónica.

El tema dio para dos programas.
¡Menuda historia se montaron!
Y para colmo, no pudieron contactar conmigo porque la idiota de la telefonista olvidó registrar la llamada.
Al final todo quedó en nada.

Supongo que fueron mis quince minutos de fama.