jueves, 18 de noviembre de 2010

Los reyes no

Dibujo de Universo Pamp.

–¡Eres una niñata!
Lucía no soportaba a las niñas pequeñas y no perdía la ocasión de demostrarlo.
–¡Ay, dame mi muñeca!
Sofía no sabía por qué esa chica le tenía tanta manía y siempre la estaba chinchando.
–¡Enana estúpida!
Las demás chicas se burlaban de ella.
La pequeña Paula quería ayudar a su amiga, pero no se atrevía con las mayores.
–Déjalo, Sofía, vámonos.
La muchacha puso el cigarrillo en la boca de la muñeca.
–Mira lo que hace la guarra de tu niña –dijo con voz ronca.
La niña, enfurecida, empujó a Lucía. La muñeca cayó al suelo, el cigarro también.
La chica se enrabietó y atacó a la pequeña.
–¡Niñata de mierda! te vas a enterar, los reyes magos no existen ¡son tus padres!
Le sentó como una bofetada, todo su mundo se desplomó.
–¡No, los reyes no, es mentira!
Miró a Paula en busca de ayuda, pero esta se encogió de hombros como si ya lo sospechara.
Todas se reían de ellas.
La pequeña se iba a ir con los ojos llorosos, cuando se tragó las lágrimas y contraatacó.
–¿Pues sabes qué? que si los reyes son mis padres, se lo pienso contar,¡ y a ti no te van a traer nada!
Cogió a su muñeca del suelo y se fue victoriosa.
Paula le hizo un gesto parecido a un corte de manga y se fue tras su amiga.
Las chicas se fueron, sorprendidas por el coraje de la niña.
Lucía se quedó en un rincón, llorando porque sabía que ya no le traerían más muñecas.

martes, 16 de noviembre de 2010

Alumbramiento

Dibujo de Universo Pamp.

El cielo parecía derrumbarse. La tierra se estremecía. Era una tormenta terrible.
Por un momento creí que era la hora. Pero allí estábamos los dos.
Nuestra naturaleza nos hacía enemigos y sin embargo nos amábamos.
Ella era la luz que alumbraba mis tinieblas.
No podía soportar que aquel hombre la tuviera así, chillando como un animal y aun así, era lo más hermoso que había visto nunca. Nuestro pequeño estaba al llegar.
Sabía que, tarde o temprano, tendría que elegir entre su muerte o la mía.
Él también tendría que escoger entre ella o yo.
Ambos obedecíamos a algo más grande pero, aquel pequeño que venía ya era lo más importante de mi vida.
De repente, empezó a llorar, ya estaba aquí. Sus berridos no dejaban oír los truenos. A mi me parecían cánticos celestiales.
Me invadió la impaciencia, ya no podía más.
–Doctor ¿que ha sido, demonio o ángel?
Él intentó calmarme.
–Ha sido una niña muy sana, respecto a lo otro, aun es muy pronto para saberlo.

Ella me miro y sonrió, sabía que era su padre.
Por el momento, guardé las garras y compartí su felicidad.

lunes, 1 de noviembre de 2010

Anoche

Otro gran dibujo de encargo de Pamp.

Anoche hablé con mi padre.
Apareció como en los buenos tiempos, sin muletas, cojeando con chulería.
Se apoyó en mi hombro.
Nunca soporté que me usara de bastón.
Y empezó a hablarme con el desprecio de siempre. Que si "chiqui" por aquí, que si "colegui" por allá.
Quería enredarme en otro de sus chanchullos.
Una vez más haciéndome la vida imposible, cuando todavía no había salido del último lío en que me dejó.
Con todo el dolor de mi corazón, se lo tuve que decir.
–Papa, estás muerto.

Me miró con una tristeza que me decía claramente:
–Lo sé, hijo, lo sé.
Y apartó la mano de mi hombro.
Estuvimos paseando durante un buen rato sin decir nada.

El perro no me deja ladrar

Uno de los mejores dibujos de Pamp.

El perro no me deja ladrar.
La tengo aquí delante, después de lo que me ha hecho y el muy cretino no me deja ni siquiera morderla.
Si por las noches jadeábamos, él se ponía furioso.
¿Que le voy a hacer si ella no es de las que chillan?
¡Ni eso me deja!
Le molesta que retoce en el sofá o que babee.
Y ahora no me deja ladrarla.
Tendrían que ponerle los cuernos a él, a ver que haría.
Y lo peor de todo es que la muy perra lo defiende.
–Si, págalo con el perro, cuando tu no has sabido ser un hombre.