martes, 27 de abril de 2010

Ajedrez para principiantes

Dibujo del inmenso Universo Pamp.

–¡Eh, el peón solo mueve una casilla!
–Si, pero el primero avanza dos.
–¿Por qué?
–Porque está en primera linea y va a ser el primero en morir. Se adelanta para acortar su agonía.
–No me lo creo.
–¡Tu que sabrás, si eres un niñato!
–Pues el mio solo avanza una casilla, no quiere morir.
–Allá tu.

–¡Eh, el caballo salta al peón y no le pasa nada!
–Pero al pasarle por encima le ha dado con los cascos y le ha matado.
–¡No vale, es trampa!
–Todo el mundo sabe que el ejército de a pie siempre cae ante la caballería.

–¡Eh! ¿por qué tu torre si se puede mover y la mía no?
–Canijo, te he dado a elegir antes, torre de asalto o torre de castillo, la torre de asalto se mueve y la de castillo no.
–¡J0!

–¡No, mi alfil no se marea!
–Que si, tonto ¿no ves que ha hecho un movimiento en diagonal muy largo? ha perdido el equilibrio y mi peón se lo ha comido.

–¡Eh, eso no vale, te he hecho jaque!
–A eso, estúpido, se le llama enroque.
–Pero, a mi no me has dejado hacerlo antes.
–Claro, porque tus torres no se mueven ¿recuerdas?
–¡Eres un tramposo!

–¡No vale, mi reina no se enamora de tu rey, jaque mate!
–Que si, atontao, la reina blanca siempre se enamora del rey negro y como este es muy malo, la mata.
–¡Se lo voy a decir a mama!
–Vamos, hombre, no seas nenaza y juega.

–Ja ja, échate a llorar, chiquitín, jaque ma..., eh ¿donde está tu rey?
–Se ha teletransportado.
–Enano, eso es trampa.
–Tu caballo cocea a mis peones, mis alfiles se marean, mis torres no mueven y tu rey enamora a mi reina; pues mi rey se teletransporta a una nave espacial.
–¿Ah, si? ¿y donde está esa nave? listo.
–Es una nave klingon y tiene el camuflaje puesto, no puedes verla.
–Eso es una tontería.
–Si,si, pero como no rindas a tu rey, empezaré a lanzar torpedos de fotones.

Blanca noche

Dibujo de Universo Pamp.

Cuando se encendió la noche, se armó un enorme revuelo.
El Sol estaba indignado, la Luna le miraba encogiéndose de hombros.
–A mi no me mires, yo solo reflejo tu luz y no me da ni para alumbrar un estadio.
Los científicos andaban como locos, que si el efecto invernadero, que si una tormenta solar...
Los religiosos proclamaban el milagro y los fanáticos el armagedon.
La gente estaba histérica, los perros fornicaban como conejos y las ranas aullaban.
Algunos creían que era una invasión alienígena, otros la guerra nuclear.
Los ricos guardaban sus fortunas y los pobres se las intentaban quitar.
Todos corrían de un lado para otro.
Las estrellas aprovecharon para irse de juerga, al menos las que aun vivían.
Y Carmencita salió en pelotas, a la azotea, para ponerse morena. Nunca pensó que podría hacer eso en pleno mes de Diciembre.
Dos indigentes, terminaron su último cartón de vino mientras admiraban la hecatombe.
–Hay que ver, la que arman por una tontería _dijo uno.
–¿Te parece poco? –contestó el otro –ya verás cuando les pasen el recibo de la luz.

jueves, 8 de abril de 2010

Jueves de resurrección

Dibujo de Universo Pamp.

Aquella noche, en el servicio de urgencias se podían esperar cualquier cosa. Era fiesta y la gente se cogía unos pedos del copón. Comas etílicos, accidentes de coche, navajazos... era el pan nuestro de cada noche.
Pero, cuando apareció aquel hombre en taparrabos, les pilló por sorpresa. Tenía heridas de clavos en las manos y los pies, y latigazos por toda la espalda. Le habían puesto una corona de espino y tenía la cabeza hecha un cristo.
¡Esos fanáticos se habían pasado un pelo!
No llevaba documentación y el médico de guardia le preguntó, pero éste solo hablaba arameo.
¡Era un sinpapeles!

Aquella noche, en la calle mayor, se armó la de Dios. Tuvo que intervenir la policía cuando los nazarenos se enzarzaron en una pelea. No admitían a un costalero chino y no paraban de insultarle.
El pobre Xuan no era muy católico pero era buena gente y tenía unas espaldas como un armario ropero, lo que le venía muy bien al padre Bernardo. Pero también tenía un límite, y cuando se le acabó la paciencia, mandó a la porra la pasión de Cristo y se puso a repartir hostias como panes. Hicieron falta diez municipales para sujetarle.
Cuando el párroco les apaciguó, decidieron continuar la procesión como si nada. Pero al ir a coger la imagen, se encontraron la cruz tirada en el suelo y al romano dando latigazos al aire.
¡El Cristo había desaparecido!
Tras la valla, una anciana, rosario en mano, se santiguaba y no paraba de decir que no tenía que resucitar hasta el domingo.

Cuando la policía llegó al hospital, buscando una estatua de Cristo del año tropecientos, el doctor les contó lo sucedido.
–Bien ¿y donde tienen a ese hombre? –preguntó un municipal intentando digerir la situación.
–Se fue –contestó –cuando le curamos las heridas salió como alma que lleva el diablo. Supongo
que huía de inmigración.
El agente le miraba sin saber que decir.
–Y lo más curioso –continuó –es que, a pesar de la paliza que llevaba encima, se fue sonriendo.
–¡Nos ha fastidiado! –intervino una enfermera –ha transformado el suero en vino.