Cubedo se tiró
un pedo. Estaba presentando su última obra, en el museo, y se le
escapó uno sin querer. La gente y la prensa que acudieron al acto,
pensaron que se trataba de una extravagancia del artista, y
bautizaron así al cuadro. Las distintas interpretaciones del mismo
surgieron una tras otra. La primera fue que aquel dibujo difuso sobre
un fondo colorido era una ventosidad. A partir de ahí, cualquier
tipo de simbolismo era posible. La paz, el amor, la lujuria
desenfrenada, la belleza, el ocaso de los dioses… Muchos fueron los
estudios y los libros que se publicaron sobre el asunto, pero ninguno
aprobado por el autor. Sin embargo, lo más increíble del lienzo es
su historia.
Durante la
guerra, fue trasladado por embajadores alemanes, al Reichstag. El
mismísimo führer lo declaró el más absoluto icono de su lucha.
Cuando los soviéticos tomaron Berlín, se llevaron la pintura a
Stalingrado, donde pasó a representar la revolución del
proletariado. Cuentan que un agente doble del KGB robó el óleo, y
no se sabe cómo terminó en manos de un espía del MI6, que lo
entregó a su graciosa majestad, como botín de guerra. La reina lo
colgó en una de las salas principales del palacio de Buckingham,
como muestra de la grandeza del imperio. Pero la gloria duró poco,
la famosa obra fue cedida al presidente de los Estados Unidos, en
algún pacto territorial, para que fuera expuesta en el museo de
Nueva York, simbolizando el sueño americano.
Durante todo ese
tiempo, el pintor exiliado en Argentina, nunca dijo nada sobre su
cuadro. Al llegar la democracia, el gobierno negoció y negoció para
que la obra volviera a su país, coincidiendo con el regreso del gran
autor. Se ha llegado a decir que se cambió por las obras completas
del ilustre Zarraldo, cuya memoria fue borrada de la historia
nacional, para evitar la vergüenza de que tan gran pintor fuera
expuesto, sin pena ni gloria, al otro lado del océano.
Una vez ya
establecido el artista en Madrid, y su obra en el museo del Prado,
volvió el acoso por parte de los estudiosos, para que aclarara el
significado del cuadro. Pero él no soltó prenda, dijo que tenían
que haber prestado atención cuando lo presentó años atrás.
Cuentan que
estando en su lecho de muerte, solo se lo reveló a su sobrino. Pero
al ser autista el muchacho, se aseguró de que atesorara el secreto
en su cerebro, sin posibilidad de aclaración alguna.
Llegados a esta
parte de la historia, solo queda decir que, preparando el cuerpo del
artista para su funeral, en una última broma, Cubedo se tiró un
pedo.