Hurgando en el trastero, colocando los cajones, me encontré mis viejos juguetes. El Tragabolas, Operación, la maquinita de Don Key Kong. Había piezas de Lego y Exin-castillo, y algún Playmobil mordisqueado. El alma se me estremeció cuando vi a Peposo, mi antiguo compañero de la infancia. Estaba ahí, tirado, triste y ajado. Le faltaba la nariz, se la habían arrancado de un mordisco. Me entristecí. Me pregunté quién podría haberle hecho algo así.
Fui
yo, lo supe en cuanto recordé aquel día, aquel terrible día. Pero
por más que lo intentaba, no conseguía acordarme de qué fue lo que
me dijo ese pobre osito de peluche, para que me enfadara tanto.
Lo que
no puedo olvidar es lo furiosa que se puso mi madre.
–¡Este
año te vas a quedar si juguetes, hasta que aprendas a cuidarlos como
es debido!