viernes, 16 de diciembre de 2011

Mientras el cuerpo aguante

Dibujo de Universo Pamp.

Marisa nunca pensó que sería capaz de fugarse con el primer camión que parara.
Ella no se consideraba una princesa, por lo que no contaba con un príncipe que la rescatase. Se conformaba con aquel bruto peludo que la poseyó como un troglodita en celo. Por lo menos alguien la deseaba.
Como era de esperar, la dejó tirada en una gasolinera. Siempre era mejor que los desprecios que le hacía su marido.
Allí conoció a Manuel. Se le veía tan galán. Aunque todo el mundo sabe que los caballeros no paran en las gasolineras.
Se la llevó a la ciudad, donde las luces de fiesta iluminan la noche.
Para ella era un consuelo emborracharse con champagne en lugar de la botella de chinchón que escondía en el fregadero.
Bailó toda la noche, bailó sin parar, rodeada de pulpos sobones. Por una vez era el centro de atención. Hasta el cantante de la orquesta le guiñó el ojo. Seguro que se lo hace a todas, pero a ella le hizo sentirse guapa.

El gallo cantó y todo se esfumó, la noche, la ciudad, el cantante y el camionero. Solo quedaba aquella casa, perdida en la frontera, y aquel viejo exigiendo su desayuno a gritos.

Marisa barría la cocina esperando encontrar algún resto de confeti. Cada vez sus sueños eran más reales, y por eso sabía que algún día se escaparía.

8 comentarios:

  1. Hoy cumplo 19 años. Si señor, 19 años de aquello y aún sigo vivo. Por eso, a pesar de estar jodimante acatarrado no me pienso deprimir. Claro, que eso no quita de que la historia que os regalo sea triste.
    Es un plagio descarado, a modo de homenaje, a la canción "mientras el cuerpo aguante", de Miguel Ríos. Siempre me pongo ese disco por estas fechas, ese y el "Hotel California" de los Eagles, pero esa es otra historia...

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  2. Ya me contarás el motivo del k te pongas por éstas fechas esa canción, jeje. Un buen cuento!

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  3. Mientras que el cuerpo aguante, querido David, seguiremos soñando. Nos pasará que degustaremos el mejor cava para despertar con la resaca de un garrafón cualquiera. Claro que para despertar, o suponer que hemos soñado, antes tendremos que quedarnos dormidos y saberlo.

    Un abrazo.

    Alejandro

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  4. Dabid, ¿y el hada madrina? Jo, me has dejado plof con este relato, que por otro lado me ha encantado. La Cenicienta siempre ha sido mi cuento favorito, e incluyo esta versión porque el fondo es el mismo.

    Besitos,

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  5. Ya te contaré, Mario, ya te contaré.

    Gracias, Alejandro, que botitas palabras en respuesta de mi trágico relato. Snif, snif.

    Lo siento, Arancha, ya sabes que cuando me pongo, me pongo. Pero te diré que Marisa está a puntito de llegar a la conclusión de que le pase lo que le pase, al fugarse, siempre será mejor que quedarse (ya sabes, lo de perderse en el laberinto a buscar más queso).

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  6. Bueno, le he hecho una pequeña modificación, le he cambiado lo de las palizas que le daba su marido.
    Me parece que tenía unas connotaciones muy fuertes.
    Me guardo los malos tratos para otro relato que tengo en mente...
    O no, quien sabe.

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  7. Me encanta cuando a los cuentos clásicos se les da la vuelta como un calcetín

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  8. Genial Deibid!
    Envuelto en una atmósfera onírico-deprimente que hace del confeti, un Tesoro digno de la mejor soñadora, Marisa...
    Un abrazo escritor!

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