Hoy ha sido un
día duro. Intento olvidarlo, intento sacarlo de mi cabeza, borrarlo
como borro la pizarra, pero no puedo. Hoy, Jeromín ha hablado en
clase. Sí, Jeromín, el muchacho cabizbajo que nunca levanta la voz,
el que se pasa las tardes dibujando montañas. Nunca había dado
problemas, nadie tenía queja de él, claro, que a nadie le
importaba lo más mínimo. Su padre siempre estuvo ocupado, y su madre no le
escuchaba.
En clase no es
nadie, pero en su mundo es el león de la montaña, el malvado rey
Jeromín que domina a las bestias. En sus dibujos alza los brazos,
victorioso, bajo un sol amarillo limón.
¿Cómo poder
olvidarlo? Parecía jodido, sin dolor, sin reacción ninguna. Quise
ayudarle, ni siquiera recuerdo qué le pregunté, solo sé que se
levantó y abrió la boca. Liberó al león que lleva dentro, sacó
toda su ira.
Hoy, Jeromín ha
hablado en clase, y todavía me duele. Sus palabras me golpearon con
furia, con aquellos verbos afilados como los colmillos de una bestia.
No pudimos reaccionar, nos quedamos paralizados, atónitos, al ver
como salía corriendo. Corrió desesperado, por las calles, por los
descampados, por el bosque. Corrió hasta sabe Dios donde,
lanzando su grito de guerra.
La policía se lo
ha encontrado encogido en una piscina vacía. Hundido en su propia
miseria.
Aún no sé con
qué cara le miraré mañana.
Bueno, esto es un homenaje (casi casi un plagio) a la canción "Jeremy" de Pearl Jam, que siempre me ha parecido cojonuda y me ha inspirado, incluso antes de saber lo que decía la letra, incluso antes de ver las imágenes del videoclip.
ResponderEliminarEn fin, va por ellos.
Un temón y un ralato muy guapo
ResponderEliminarY un enorme plagio por mi parte. ;)
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