–¡Pero
bueno! ¿Qué haces tú aquí?
–He
venido a recibirte.
–A
recibirme… ¿Se puede saber dónde te has metido todos estos años,
que no has venido a verme?
–Mamá,
estaba muerto. ¿No te lo dijeron?
–¡A
mí qué me van a decir! Si yo preguntaba y preguntaba, y tus
hermanos no me decían nada.
–Bueno,
supongo que no querían que sufrieras, como estabas tan mal y
olvidabas las cosas…
–Ya,
bueno, pues mira por donde, al final te he encontrado.
–Sí.
Te he echado de menos.
–Y
yo a ti, hijo, y yo a ti. ¿Estás bien?
–Mamá,
esto es el cielo, aquí estoy en la gloria. ¿Quieres que te presente
a Dios? También anda por aquí Santa Gema.
–Anda,
hijo, dale un abrazo a tu madre, que hace mucho que no te veo.