–¡Pero
bueno! ¿Qué haces tú aquí?
–He
venido a recibirte.
–A
recibirme… ¿Se puede saber dónde te has metido todos estos años,
que no has venido a verme?
–Mamá,
estaba muerto. ¿No te lo dijeron?
–¡A
mí qué me van a decir! Si yo preguntaba y preguntaba, y tus
hermanos no me decían nada.
–Bueno,
supongo que no querían que sufrieras, como estabas tan mal y
olvidabas las cosas…
–Ya,
bueno, pues mira por donde, al final te he encontrado.
–Sí.
Te he echado de menos.
–Y
yo a ti, hijo, y yo a ti. ¿Estás bien?
–Mamá,
esto es el cielo, aquí estoy en la gloria. ¿Quieres que te presente
a Dios? También anda por aquí Santa Gema.
–Anda,
hijo, dale un abrazo a tu madre, que hace mucho que no te veo.
Hace unos días murió mi abuela, sin saber que su hijo, mi padre, estaba muerto. Como la pobre ya estaba perdiendo la memoria, mis tíos no se lo quisieron contar para evitarle el sufrimiento.
ResponderEliminarBueno, pues ahora que descansan en paz, habrán podido reencontrarse y hablarlo, después de tanto tiempo.
Esto va por ellos.
Muy original y con un humor muy agudo.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
Besitos
Conchi
Gracias, Conchi.
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