martes, 31 de enero de 2012

Sonrisa rota

Dibujo de Universo Pamp.

Él se estaba preparando para hacerle su limpieza de boca anual.

Cuantas veces la había engañado y cuantas le había hecho daño. Sin embargo, ella se lo perdonaba todo. Siempre sonriendo, siempre feliz.
Era lo mínimo que podía hacer para compensarla.
Pero aquella vez, las mentiras y los engaños hicieron mella en su reír. Tendría que hacerle una endodoncia.
Se sentía culpable y no sabía como actuar.
Aprovecharía el momento, estando ella indefensa, con la boca abierta, para contarle la verdad.
Perforando la muela, no pudo esperar más y le dijo que lo suyo había terminado.
Se puso nervioso y se le fue la mano.

Fue la primera vez que la hizo llorar.

4 comentarios:

  1. Pasado mañana tengo que ir al dentista y, puesto que hace mucho que no cuelgo nada en este mi humilde blog, he puesto esta historia que escribí después de mi última visita al susodicho.
    Aun habría mucho que corregir, pero he preferido ponerla ahora, antes de saber si me tiene que hacer endodoncia, o algo peor, o mejor ¿por qué no?

    Dicho esto, se lo dedico a tod@s aquell@s que sufren por sus muelas, y a l@s odontólog@s honrados que nos facilitan estos duros trances.

    ResponderEliminar
  2. Gracias por la dedicatoria: ¡también tengo que ir al dentista y estoy retrasándolo! (Lo mío no va a ser ni malo ni peor: ¡va a ser espantoso!)

    ResponderEliminar
  3. Gracias, David. Yo también ando con la reparación de los "piños". Reflejas muy bien lo que nos pasa o nos puede pasar con la boca abierta, mirando al techo y los brazos apretados al tronco para evitar que las manos vayan donde no deben.

    Abrazos

    ResponderEliminar
  4. Gracias, Alejandro, gracias, Arancha, siempre sois bien recibidos en este mi humilde hostal. Espero que os vaya bien en el dientista, que os taladren poco y os sableen menos.

    ResponderEliminar