Dibujo de Universo Pamp.
Mis ojos me espían.
Por la noche, cuando duermo, me vigilan sin piedad. Y aunque no puedo verlos, sé que están ahí.
Por la mañana, en el espejo, intentan entrar en mi cabeza, intentan salir de ella.
No debí entrar en aquel callejón. No debí escuchar a aquella mujer.
No sé quien los usa ahora, pero son míos y es a mí a quien miran.
Esta historia es vieja y muchos ya la conocéis, pero ya iba siendo hora de que la colgara en el blog.
ResponderEliminarEspero que os guste.
Cojonuda, como ya dije la primera vez q la oí, jeje.
ResponderEliminarinquietante de verdad...
ResponderEliminarMe gusta tanto como la primer vez! No se te ocurra tocarlo!!!!!
ResponderEliminarUn besazo,
Gracias, Mario, gracias, Sandra, sed bienvenidos al hostal.
ResponderEliminarNo te preocupes, Arancha, no tengo intención de tocarlo. Pero tú sabes que un escritor no termina nunca de escribir un relato, solo el editor decide cuando está terminado, y ni siquiera así...
ResponderEliminarBienvenida a mi hostal.