lunes, 16 de abril de 2012

La guerra nuestra de cada día

Dibujo de Universo Pamp.

A pesar de ganar todas las batallas, el general Cesteros perdió la guerra, y al no poder aceptarlo, se fue a la calle a buscarla.

De nada le sirvieron sus medallas, pasó de ser un héroe a un simple loco que daba tiros por ahí.
Pagaron sus años de servicio a la patria encerrándole en un manicomio, con todos esos despojos que habían perdido su guerra contra el mundo.
Intentaban curarlos con pastillas y golosinas, cuando solo necesitaban un poco de disciplina.

Le costó meterlos en vereda, pero al general nunca le gustaron las contiendas fáciles.
Ya nadie esperaba nada de ellos, por lo que no tardaron en tomar el manicomio. Una hora después, habían conquistado la calle, y al cabo del día, el barrio era de ellos.
La policía quiso entrar, pero no pudieron, la opinión pública se les echaría encima y no querían pasar otra vez por eso.
En una semana, habían ocupado la zona oeste de la ciudad. En cada calle que conquistaban había indigentes dispuestos a unirse a la lucha.
Tuvieron que llamar al ejército, pero los últimos recortes presupuestarios les habían dejado incapaces de enfrentarse al enemigo.
Las órdenes eran tajantes: Proteger el congreso. No podían dejar que esos harapientos se hicieran con el poder.
Cesteros era muy listo, y no podían anticiparse a sus ataques. Recurrieron al coronel de Jesús, su mejor alumno, si alguien sabía como pensaba el general, ese era él.
–Está claro que no va al congreso, su objetivo es el INEM. Hay más de cinco millones de parados, y si se unen a él serán invencibles.

Solo les quedaba una salida, tendrían que desacreditar públicamente al general, y para ello utilizarían su pasado en tiempos de la dictadura. Ya nadie confiaría en él.

El coronel apretó los dientes y se arrancó los galones.
La de veces que ese hombre le había salvado la vida, y ahora lo iban a crucificar.

5 comentarios:

  1. Bueno, hoy estoy combativo y he salido al campo de batalla sin apenas corregir, así que puede haber un porrón de fallos. ¿Qué le voy a hacer si me ha salido del arlma?

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  2. Pues yo lo continuaría, xq la historia mola, pero como final es muy pobre y te deja a medias!

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  3. Tienes razón, Mario, el final queda flojo, pero por el momento lo voy a dejar así. Ya lo seguiré más tarde...

    ¡Pero qué vago soy!

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  4. Me ha gustado muchísimo la alegoría de tu relato, pero mi coronel de Jesús sería un personaje negro, envidioso, que se siente traicionado por el General, más parecido a Judas. Esa vena de compasión del traidor no va conmigo, pero quizás es que yo soy de retratar personajes oscuros. Un besito y felicidades por el relato, David.

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  5. Gracias, Arancha.
    Si no hubiera personajes oscuros no habría claroscuros y el arte no sería igual.

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