Un mechón de tu cabello me he llevado a la tumba, y contra mi pecho lo aprieto para recordar lo que te hice. Sé que estuvo mal, pero no pude pedir perdón. Te abalanzaste sobre mí y solo me dio tiempo a agarrarme a tu pelo. Y aunque no te guardo rencor, el mechón conservo entre mis dedos, para no olvidar que fuiste tú la que me mató.
Bueno, el título viene de una canción de Adamo que nada tiene que ver con el relato, así que no se lo voy a dedicar, no vaya a ser que me demande.
ResponderEliminarAplausos!
ResponderEliminarMi nuevo relato favorito ;-)
Gracias, Alex, con tu dibujo mola más.
EliminarMuy bueno!! Con un punto de microrelato negro.
ResponderEliminarMás aplausos
Gracias, Victoria, vais a hacer que me sonroje.
EliminarTe estás haciendo un especialista... está guay.
ResponderEliminarGracias, Nati, al final lo habéis conseguido, me he puesto colorao.
EliminarEstá genial el relato! Y como crítica constructiva, has puesto El después de coma, con mayúscula.
ResponderEliminarUn abrazo genio!
Gracias, Mario, ya lo he corregido. Lo había reescrito tantas veces que se me había quedado ese fallo.
EliminarBien, David. La culpa la tuvo ella, y él tiene la prueba. Ahora solo falta que un juez del más allá ponga a vada uno en su sitio. Me ha gustado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Alejandro.
Gracias por tu visita, Alejandro.
ResponderEliminarEste relato me ha quedado muy oscuro. Espero que ya estés escribiendo "Los cuentos del abuelo Alejandro", y pasemos a algo más infantil.