lunes, 22 de agosto de 2016

Padezca en paz

                                                        Dibujo de Universo Pamp.


–¡Oiga usted! ¿A dónde va con ese bisturí?

–¡Pero bueno! ¿Usted no estaba muerto?

–Ay, hijo, a mi edad uno ya no sabe.

–¿Pero cómo que no sabe? O se está muerto o no. Si no ya me dirá usted qué hace tumbado en la mesa de autopsias.

–Ah, bueno, ha sido la chica de la entrada, que me ha dicho que no tenía pulso, y me ha mandado aquí.

–¿Cómo no va a tener pulso, alma de Dios? A ver, déjeme ver.

–¡Caramba, pues no lo tiene! ¡Usted está muerto!

–Pues ya se lo he dicho yo.

–Vamos a ver, ¿usted siente nauseas? ¿Mareos? ¿Dolores cervicales?

–Uy, qué va, si a mi edad ya ni siento ni padezco.

–Esto no puede ser. ¿Cómo no va a sentir nada?

–Hombre, siento dejar este mundo así, de esta manera tan tonta, de consulta en consulta.

–¿Le han visto muchos médicos?

–Pues mire usted, ni el oncólogo, ni el cardiólogo, ni el podólogo, ni el dentista, han sabido decir qué tengo.

–No se preocupe, buen hombre, que yo le practico una autopsia y enseguida averiguo su mal. Esto nunca falla.

–A ver si es verdad.

–Lo único es que necesito su consentimiento, o el de un familiar que esté vivo. Recuerde que antes no me ha dejado intervenir.

–Si no es eso, lo que le decía es que tiene que sacarme la sangre y los fluidos, antes de abrirme en canal.

–Caramba, qué despiste. Tiene usted razón.

–Pues claro.

–Oiga, esta no es la primera autopsia que le hacen. ¿Verdad?

–Uy, qué va. Si ya llevo años así.

–¿Y no han sabido decirle qué tiene?

–Qué va, qué va.

–Bueno, no se preocupe. A ver si esta vez lo conseguimos. El problema es que debido a los recortes presupuestarios, no voy a poder anestesiarle. Como en este ala del hospital no lo solemos necesitar.

–Ya, claro, entiendo. ¿Qué se le va a hacer? ¿Me va a doler?

–Me temo que sí. Quizá un poquito.

–Vaya por Dios.

–Nada, nada, buen hombre. No se preocupe, muérase tranquilo y déjeme operar.

1 comentario:

  1. Bueno, este es un viejo relato que tenía en el horno, que he sacado ahora, que estamos de médicos, a ver si ya está a punto. Podría ponerme combativo contra los recortes en la sanidad, y todo eso, pero ya está muy hablado. Sólo quería que nos riésemos un poquito, que falta nos hace.
    Si mañana le dan buenas noticias a mi madre, en el hospital, me comprometo a escribir algo más alegre-bonito.

    ¡Va por ella!

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