–Germán, hijo, gira a la derecha.
–No,
mamá, que no es por ahí.
–¡Niño,
no me discutas, que yo sé lo qué me digo!
–Que
no, mamá, que llevo ocho años siguiendo esta ruta y sé muy bien
por donde voy.
–Hazme
caso, criatura, que si vas por la M-30 te vas a tragar todo el
atasco.
–Que
noo.
–Que
sí, hombre, que me lo ha dicho el saturnito.
–Satélite,
mamá, el satélite.
–Pues
eso. ¿Para qué le pones al jepe ese la voz de tu difunta madre, si
ni aún así me haces caso?
–GPS,
mamá, se dice GPS.
–¿Pero
quieres dejar de corregirme? ¡Qué pasa, que tu madre es tonta, que
es una paleta, que no entiende de moderneces!
–Mamá,
no empieces.
–No,
si ya da igual, ya te has pasado la salida.
–Mamá,
por favor, no te enfades.
–No,
si no me enfado. Tranquilo, cien metros más adelante hay otro giro a
la derecha.
–Pero,
mamá, por ahí se va a Fuenlabrada.
–Pues
mira, así te pasas a ver a tu tía Marga.
–¿Para
qué voy a ir ahora, a casa de la tía?
–¡Ay,
hijo, que hace mucho tiempo que no la ves! La pobre está muy sola,
desde que me fui.
–Mamá,
que llegaré tarde al trabajo.
–Pero
qué descastado eres. ¡A la derecha, Germán, a la derecha!
–¡Qué
sí, mamá, qué sí! ¡Ala, ya nos hemos perdido!
–Tranquilo,
confía en el saturnete.
–Satélite,
mamá, se dice satélite.
–¡Bueno,
vale, pues cómo se diga eso! ¡Confía en tu madre, leñe!
–¿Pero
dónde narices estamos? ¡Si esto es un jodido polígono industrial!
–¡Habla
bien, niño, que me desconecto y te dejo aquí tirado!
–Perdona,
mamá, no quería ponerme así contigo.
–Eso
está mejor.
–Vale,
por dónde vamos ahora.
–Mira,
tira pa' lante, gira la segunda a la izquierda…
–Vaale.
–...
Baja la calle… ¡Pero no vayas tan rápido, que atropellas a un
chiquillo!
–¿Pero
que porras hace ese niño? ¡Qué se me ha cruzado!
–Tranquilo,
hijo, tranquilo. Que no ha pasado na.
–¡Tendría
que estar en el colegio!
–Ya…
ya… ya…
–Vale.
¿Y ahora qué?
–Rodea
esa glorieta.
–Mamá,
eso es una churrería.
–Bueno,
da igual, rodéala.
–Vaale.
–Ahora
gira la segunda a la derecha.
–¿Pero
dónde estamos?
–¿Es
que no lo ves?
–Nop.
–Pero
mira que eres tonto. ¿No ves que es la parte trasera de tu oficina?
–¡Andá!
–Fíjate,
llegamos media hora antes, y aquí tienes sitio de sobra para
aparcar.
–Jo,
mamá, qué grande eres.
–Ya
te digo yo que te habría sobrado tiempo para visitar a tu tía.
–No
empieces.
–Anda,
gurriato, vete al trabajo. Y no te olvides que luego tienes que ir a
por Jaimito.
–¡Ostras,
que me había olvidado que esta semana me toca el niño! ¡Qué haría
sin tí, mamá!
–Pues
mira, si por mí hubiera sido, no te habrías casado con esa bruja.
–Entonces
no tendrías ese nieto que tienes.
–Anda,
zalamero, vete ya. Y pásate a ver la tía, cuando recojas al niño,
que le vas a dar una alegría.
–¡Madre
mía, menudo jepe ese tengo!
–¡GPS,
hijo, se dice GPS!
Para
mi madre, que amenaza con volver, el día que se vaya.
Hoy, día de la madre, tendría que dedicar este relato a todas las madres del mundo, pero no, es para la mía, que nos amenaza con que volverá, el día que se vaya. A ver si consigo que se ría un poco, y se lo piense mejor.
ResponderEliminarMi deseo también es extensible a las demás madres.
Sólo te voy a decir una frase:
Eliminar¡Me ha encantado¡
Gracias, Conchi, espero que tú no seas una de esas madres protectoras en exceso, que están hasta en el GPS. Y si es así, mejor para tu hija.
EliminarUn besazo.
Muy bueno. Lo he disfrutado muchísimo. Felicidades a todas las madres, las GPS más fiables.
ResponderEliminarAdemás que sí que son los GPS más fiables, porque nunca se equivocan…, o al menos no se lo podemos decir.
EliminarUn besazo, Raquel.
Genial!! Se lo leeré a mi suegra que es igualita al "gepe ese". Muy original.
ResponderEliminarCuida a tu suegra, Rut, no vaya a ser que te lleve por el camino equivocado.
EliminarUn besote.
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ResponderEliminarLo siento, Marisol y compañía, por algún error del sistema, tu comentario se ha borrado, pero sigues teniendo una habitación reservada en el hostal.
EliminarUn besote, para tí, para tu marido (que es el que da la cara por ti) un abrazo, no vaya a ser que se coja confianzas… ;)
Un poco de Pepa-discrepo: "las madres no amenazan con volver, nunca se van"
ResponderEliminarSí, tienes Pepa-razón. Es como cuando nos mandan hacer algo, y decimos:
ResponderEliminar–¡Que conste que lo hago porque quiero!